Aunque con las dificultades iniciales provocadas por el confinamiento obligado y tras un aprendizaje forzoso, a día de hoy, la gran mayoría de los profesionales que lo utilizan -un 88%- consideran positiva la experiencia. Esta es una de las principales conclusiones de la tercera edición del estudio ‘Teletrabajo: una realidad tras la pandemia’, presentado hoy en EADA Business School. El trabajo ha estado dirigido por la Dra. Aline Masuda con la estrecha colaboración de los investigadores y alumnis de EADA, Edgar Quero y Luciano Strucchi
La investigación nació con la intención profundizar en el impacto que había tenido la adopción forzosa del teletrabajo a raíz de la eclosión de la pandemia en marzo de 2020, tras un año (2021), y una vez superada la pandemia y las restricciones de movilidad que conllevaron, la tercera entrega (2024) ha pretendido responder acerca de si el teletrabajo es una fórmula aceptada y consolidada en el mundo de la empresa. De hecho, el 91% de los encuestados lo asume como tal y cree que es una opción que ha llegado para quedarse.
La fórmula híbrida se impone
Tal y como muestra el gráfico, la opción híbrida, que combina el trabajo en remoto con la presencialidad, es la mayoritaria en las organizaciones.
Aline Masuda, profesora de EADA y directora del estudio, sigue insistiendo que en el teletrabajo, “tal y como ocurre con la administración de medicamentos, es esencial dar con la dosis idónea. El dilema actual no es si lo utilizamos o no sino cuál es la proporción adecuada para mejorar el rendimiento y la vida de los profesionales”.
Uno de los aspectos destacados en el análisis de las dos ediciones anteriores hacía referencia a cuáles habían sido las principales barreras que dificultaban el teletrabajo. Actualmente podemos hablar de una clara mejora respecto a entonces, desde todos los puntos de vista
El 53% de los encuestados asumen que actualmente no existen realmente barreras para trabajar desde casa, lo que supone un considerable descenso respecto a lo que afirmaban durante la pandemia. Lo mismo ocurre con otros problemas destacados entonces, como las interrupciones familiares (que pasan del 42 al 12% actual), el espacio físico o la conectividad. “Sin duda hemos aprendido de la experiencia, en este caso inicialmente forzada por las circunstancias. Tanto las empresas como los profesionales hemos ido adquiriendo habilidades que nos permiten aprovechar la modalidad del teletrabajo”, señala Aline Masuda.
Sin embargo, a pesar de la gran aceptación del teletrabajo, una tercera parte (34%) de las organizaciones ofrecen una considerable resistencia al respecto, reduciendo o eliminando tal posibilidad. En este sentido, Luciano Strucchi cree que fue uno de los hallazgos negativos de la investigación ya que “muestra que algunas empresas no están viendo lo que sus colaboradores quieren”.
Futuro, ¿sin teletrabajo?
Después de pasar las dificultades forzadas por la pandemia, una de las cuestiones fundamentales que el estudio quiso descifrar, en esta tercera edición, era la evolución en el grado de aceptación y de implantación real de teletrabajo en unas circunstancias de vuelta a la normalidad. Tanto es así que hasta el 57% respondió que estaría dispuesto a cambiar de trabajo si su empresa no le permitiera tal posibilidad. En este sentido, son las generaciones más jóvenes y las mujeres las que se muestran más claramente dispuestas al cambio, tal y como muestra el gráfico.
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