Se trata de situar al empleado dentro de un determinado entorno con un enfoque inmersivo y plantearle retos, preguntas, actividades y situaciones, en las que tiene que tomar una decisión ante múltiples alternativas y finales
El concepto de gamificación no es nuevo, pero es ahora cuando en muchos proyectos formativos comienza a utilizarse con más frecuencia. La gamificación consiste en aplicar formatos, procesos emocionales y mecánicas de los juegos en diferentes contextos de formación, con la intención de motivar y desafiar a los participantes a la resolución de retos y problemas, que luego pueden extrapolar al mundo laboral.
Hay distintos tipos de gamificación aplicables a la formación, pero la que se realiza, principalmente, es la creación de experiencias a través de historias en las que se desarrolla el proceso de aprendizaje. Se trata de situar al empleado dentro de un determinado entorno con un enfoque inmersivo y plantearle retos, preguntas, actividades y situaciones, en las que tiene que tomar una decisión ante múltiples alternativas y finales.
"Utilizando estos modelos, cada alumno abre diferentes vías de actuación personalizadas e independientes, basadas en respuestas alternativas, para las cuestiones que se le van presentando, hasta llegar al final de su historia. A lo largo de las etapas, se conceden recompensas a los alumnos que superen determinados retos o hitos. Cuando esos logros se hacen visibles para el resto de empleados, surge un tipo de competencia que consigue involucrar a los participantes en el proceso y en muchos casos se consiguen resultados que dan lugar a curvas de aprendizaje realmente impresionantes", afirma Pablo Lobato, CEO de SmartMind.
Asimismo, este tipo de gamificación sirve para entrenar determinados comportamientos, destinados a desarrollar las habilidades necesarias en el trabajo y favorecer la innovación a través de giros o resultados inesperados. Además, pueden dar lugar a líneas de investigación para nuevos modelos de actuación, ante determinadas circunstancias que ocurren en la empresa. En este sentido, cada momento debe definir claramente los objetivos a alcanzar y lo que se pretende que el alumno haga en cada situación. Por ello hay que tener en cuenta los siguientes aspectos clave, en el diseño de diferentes tipologías de juegos:
En definitiva, "si los objetivos de este tipo de formación son lograr niveles más altos de participación, mejorar el rendimiento y estimular la colaboración y la innovación, parece evidente que la gamificación ofrece una gran oportunidad a las empresas para crear nuevos productos con experiencias de aprendizaje, muy superiores a las tradicionales, con enfoques más ambiciosos, optimizando claramente los procesos de formación mediante ciclos de retroalimentación acelerados, manteniendo siempre el modelo de objetivos claros, reglas de juego atractivas, historias interesantes y desafíos que impacten", concluye Pablo Lobato.
*Si te ha resultado interesante este artículo, te animamos a seguirnos en TWITTER y a suscribirte a nuestra NEWSLETTER DIARIA.
RRHHDigital