26 de abril de 2024
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Hacer del trabajo un juego

Imagina que cuando mañana llegues a la oficina encuentres en la mesa de trabajo una videoconsola y junto a ella un post: “Este es tu trabajo para hoy”. De entrada la situación se antoja placentera. No tienes que estar pendiente del ordenador o las decenas de tareas que cada día tienes que atender. Te puedes concentrar en pasar un rato divertido jugando. Pero ¿y si tras esas horas de juego hubiese un trabajo? A menudo los departamentos de recursos humanos no encuentran ideas para motivar a los empleados, si bien hay empresas que han conseguido hacer del trabajo casi un juego y obtener beneficios. Google es una de las que presume de tener un espacio laboral que más parece una ludoteca que las oficinas de una de las mayores empresas del mundo.

Hacer del trabajo un juego no es una utopía, sino una técnica de moda que se está aplicando para motivar a los empleados. No se trata obviamente de darles una videoconsola a cada cual, ni poner sobre la mesa de la cafetería un par de cajas de puzzles. Esta tendencia que gana adeptos cada día es la gamificación: el empleo de técnicas lúdicas en entornos no lúdicos, con el objetivo fundamental de motivar.

Es verdad que buscar la motivación necesaria lleva a los departamentos de RRHH a poner en marcha técnicas difíciles y costosas; en muchas ocasiones derivadas de la dificultad creativa de buscar caminos que lleven a los objetivos. Gracias al empleo de la gamificación se puede: abaratar costes y simplificar técnicas.

Aplicar técnicas de gamificación (ludificación, jueguización…) permite dar un paso más en las relaciones de los miembros de un entorno de trabajo. Lleva de una mera conectividad al compromiso. En un mundo conectado por Internet y las redes sociales se hace preciso dar un paso más, una forma diferente de participación. Que no se aplica solo al entorno laboral, sino que se puede utilizar en la enseñanza o cualquier colectivo. Allí donde la actividad requiere de un esfuerzo y voluntad. Estas técnicas están muy presentes en los campamentos de jóvenes, donde la integración y participación se consigue mediante técnicas lúdicas.

Para demostrar que con la suficiente motivación cualquiera puede esforzarse me remito a una campaña de marketing. El equipo creativo que se ocupó del anuncio se fijó en una estación de metro. Concretamente en la boca de salida. Allí, como en la mayoría de estas instalaciones, había una escalera mecánica para salvar el desnivel junto a una escalera tradicional. Por supuesto todos los usuarios utilizaban las escaleras mecánicas para subir (ahorrando el esfuerzo). Aprovechando el cierre nocturno de la estación instalaron en la escalera tradicional un piano utilizando los escalones como teclas, de forma que al pisar cada escalón emitía su correspondiente tecla. Cuando abrió la estación y los primeros usuarios pusieron un pie en la “escalera piano” más del 60% de los ciudadanos prefirieron hacer el esfuerzo de subir los escalones al ritmo de la música que producían con sus propias pisadas.

Este es un ejemplo aplicado al marketing de cómo utilizar técnicas de juego en un entorno no lúdico y de cómo se obtienen resultados que de otra forma no habrían sido posibles.

Gracias a la aplicación de técnicas lúdicas en el entorno laboral se logra por ejemplo que los tediosos informes que se pide que redacten los trabajadores se elaboren de una forma divertida; se incentiva e incrementa la motivación del trabajador; se procura la relación interpersonal creando vínculos de equipo; se mejora la relación entre equipos (especialmente para tareas en las que confluye el trabajo de diversos departamentos)… Todo considerando que no se trata de instalar una escalera de piano para evitar el uso del ascensor, sino que la gamificación aplicada al ámbito laboral tiene sus peculiaridades.

Voy a exponer un último ejemplo del que quizás puedas obtener alguna idea interesante. ¿Has visto la película “La vida es bella”? Guido (encarnado por el genial Roberto Benigni) hace de todo un juego. Su relación con los altos mandos alemanes se sustenta en las adivinanzas; a su enamorada la conquista simulando ser un príncipe que conquista a una princesa y la relación con su hijo es finalmente un ejemplo de gamificación. En el campo de concentración simula estar jugando para que su hijo permanezca escondido y escape de la malicia nazi. Un juego que le permite salvar la vida del crío y que nos sirve de inspiración para hacer del trabajo un lugar “lúdico”, motivador y divertido.

 

Imagina que cuando mañana llegues a la oficina encuentres en la mesa de trabajo una videoconsola y junto a ella un post: “Este es tu trabajo para hoy”. De entrada la situación se antoja placentera. No tienes que estar pendiente del ordenador o las decenas de tareas que cada día tienes que atender. Te puedes concentrar en pasar un rato divertido jugando. Pero ¿y si tras esas horas de juego hubiese un trabajo? A menudo los departamentos de recursos humanos no encuentran ideas para motivar a los empleados, si bien hay empresas que han conseguido hacer del trabajo casi un juego y obtener beneficios. Google es una de las que presume de tener un espacio laboral que más parece una ludoteca que las oficinas de una de las mayores empresas del mundo.
Hacer del trabajo un juego no es una utopía, sino una técnica de moda que se está aplicando para motivar a los empleados. No se trata obviamente de darles una videoconsola a cada cual, ni poner sobre la mesa de la cafetería un par de cajas de puzzles. Esta tendencia que gana adeptos cada día es la gamificación: el empleo de técnicas lúdicas en entornos no lúdicos, con el objetivo fundamental de motivar.
Es verdad que buscar la motivación necesaria lleva a los departamentos de RRHH a poner en marcha técnicas difíciles y costosas; en muchas ocasiones derivadas de la dificultad creativa de buscar caminos que lleven a los objetivos. Gracias al empleo de la gamificación se puede: abaratar costes y simplificar técnicas.
Aplicar técnicas de gamificación (ludificación, jueguización…) permite dar un paso más en las relaciones de los miembros de un entorno de trabajo. Lleva de una mera conectividad al compromiso. En un mundo conectado por Internet y las redes sociales se hace preciso dar un paso más, una forma diferente de participación. Que no se aplica solo al entorno laboral, sino que se puede utilizar en la enseñanza o cualquier colectivo. Allí donde la actividad requiere de un esfuerzo y voluntad. Estas técnicas están muy presentes en los campamentos de jóvenes, donde la integración y participación se consigue mediante técnicas lúdicas.
Para demostrar que con la suficiente motivación cualquiera puede esforzarse me remito a una campaña de marketing. El equipo creativo que se ocupó del anuncio se fijó en una estación de metro. Concretamente en la boca de salida. Allí, como en la mayoría de estas instalaciones, había una escalera mecánica para salvar el desnivel junto a una escalera tradicional. Por supuesto todos los usuarios utilizaban las escaleras mecánicas para subir (ahorrando el esfuerzo). Aprovechando el cierre nocturno de la estación instalaron en la escalera tradicional un piano utilizando los escalones como teclas, de forma que al pisar cada escalón emitía su correspondiente tecla. Cuando abrió la estación y los primeros usuarios pusieron un pie en la “escalera piano” más del 60% de los ciudadanos prefirieron hacer el esfuerzo de subir los escalones al ritmo de la música que producían con sus propias pisadas.
Este es un ejemplo aplicado al marketing de cómo utilizar técnicas de juego en un entorno no lúdico y de cómo se obtienen resultados que de otra forma no habrían sido posibles.
Gracias a la aplicación de técnicas lúdicas en el entorno laboral se logra por ejemplo que los tediosos informes que se pide que redacten los trabajadores se elaboren de una forma divertida; se incentiva e incrementa la motivación del trabajador; se procura la relación interpersonal creando vínculos de equipo; se mejora la relación entre equipos (especialmente para tareas en las que confluye el trabajo de diversos departamentos)… Todo considerando que no se trata de instalar una escalera de piano para evitar el uso del ascensor, sino que la gamificación aplicada al ámbito laboral tiene sus peculiaridades.

Voy a exponer un último ejemplo del que quizás puedas obtener alguna idea interesante. ¿Has visto la película “La vida es bella”? Guido (encarnado por el genial Roberto Benigni) hace de todo un juego. Su relación con los altos mandos alemanes se sustenta en las adivinanzas; a su enamorada la conquista simulando ser un príncipe que conquista a una princesa y la relación con su hijo es finalmente un ejemplo de gamificación. En el campo de concentración simula estar jugando para que su hijo permanezca escondido y escape de la malicia nazi. Un juego que le permite salvar la vida del crío y que nos sirve de inspiración para hacer del trabajo un lugar “lúdico”, motivador y div

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