Durante mucho tiempo, sectores como la industria, la salud o la educación han funcionado con estructuras sólidas y procesos que parecían inamovibles. Sin embargo, explica Josef Brocki, fundador de Evolve, empresa referente en formación tecnológica, la velocidad del cambio actual exige una transformación profunda. Y esa transformación no es únicamente tecnológica: es, sobre todo, cultural.
Como describe, la inteligencia artificial suele percibirse con recelo. En muchos casos, se interpreta como una amenaza a la estabilidad, al empleo o incluso a la forma tradicional de trabajar. Pero esa visión ignora lo esencial: la IA no pretende sustituir el valor humano, sino potenciarlo. Automatiza tareas repetitivas, reduce márgenes de error, analiza volúmenes de datos imposibles de procesar manualmente. Y al hacerlo, libera tiempo, amplía capacidades y multiplica el impacto de las decisiones humanas.
En un entorno sanitario, por ejemplo, ya se están utilizando algoritmos para detectar patrones en radiografías que podrían pasar desapercibidos. En logística, se optimizan rutas en tiempo real considerando variables complejas. Y en educación, la IA puede personalizar itinerarios de aprendizaje según el ritmo y perfil de cada estudiante.
El reto no es tanto integrar la tecnología, sino entender cómo usarla para avanzar sin perder lo esencial: el criterio, la empatía, la visión.
¿Qué barreras se encuentran habitualmente en la educación de las nuevas generaciones?
Uno de los principales obstáculos, opina, es la rigidez del sistema educativo tradicional: “Durante años, la enseñanza ha sido homogénea: misma clase para todos, mismo ritmo, mismas evaluaciones. Esto no tiene sentido en un mundo donde las personas tienen perfiles, motivaciones y formas de aprender tan distintas. A eso se suma una cierta desconfianza hacia las nuevas tecnologías, tanto por parte de instituciones como del entorno familiar. En ocasiones, aún se valora más la memorización que la experimentación, más la respuesta correcta que la buena pregunta”.
Y prosigue, “sin embargo, el contexto actual exige otra manera de aprender. La inteligencia artificial puede ayudar a personalizar la formación, a detectar dificultades antes de que se expresen, a ofrecer acompañamiento a medida. Pero para lograrlo, también es necesario cambiar la mirada. No basta con herramientas. Hace falta una pedagogía centrada en la persona”.
En Evolve se apuesta por ese enfoque: una formación activa, con sentido práctico, pero también con conciencia. Donde cada estudiante es protagonista de su proceso, y donde se fomenta la autonomía, el pensamiento crítico y el trabajo en equipo.
¿Cómo se visualiza el futuro de la IA aplicada en sectores tradicionales en los próximos cinco años?
Según describe el experto, en cinco años, la inteligencia artificial será parte del día a día en la mayoría de los sectores. No como una herramienta aislada, sino como una infraestructura transversal que permitirá trabajar de forma más precisa, ágil y personalizada.
En la industria, los sistemas serán cada vez más predictivos, capaces de anticipar fallos, gestionar recursos con eficiencia o adaptarse automáticamente a la demanda. En educación, se crearán itinerarios de aprendizaje ajustados a cada perfil, con retroalimentación constante y procesos de evaluación más justos. En el sector salud, la IA contribuirá a diagnósticos más rápidos y tratamientos personalizados, pero esa transformación no depende solo del avance técnico. Depende, sobre todo, de que haya personas capaces de liderarla. Personas formadas, conscientes, éticas. Personas que no se limiten a seguir tendencias, sino que se hagan preguntas, que entiendan las implicaciones de cada decisión, que usen la tecnología con criterio y responsabilidad. Ese es el rol que Evolve quiere asumir: formar a quienes no solo entienden la IA, sino que son capaces de utilizarla para mejorar el mundo que les rodea. Porque el verdadero impacto no está en la herramienta, sino en quién la sostiene.
Evolve, propuesta diferencial
En Evolve no se ofrece solo una formación técnica. Lo que se propone es una experiencia transformadora, que combina el aprendizaje de herramientas avanzadas con el desarrollo de habilidades humanas y estratégicas. Porque formar personas capaces de utilizar la inteligencia artificial es importante, pero formar personas capaces de liderar con ella lo es aún más.
La metodología se basa en el aprendizaje activo, por proyectos, con aplicación inmediata. Cada módulo está diseñado para resolver problemas reales, no ejercicios ficticios. El conocimiento no se memoriza, se construye. No se consume, se crea.
Uno de los pilares fundamentales es el equipo docente. Está compuesto por profesionales que no solo conocen las herramientas, sino que las aplican a diario en contextos de alta exigencia. Líderes que trabajan en empresas reconocidas del país. Profesionales que saben qué ocurre en el terreno y lo traen al aula, conectando teoría y práctica de forma orgánica.Esto permite que el aprendizaje no sea un fin en sí mismo, sino un medio para actuar, para tomar decisiones con datos, para transformar entornos laborales desde dentro.