En un contexto laboral marcado por la transformación digital y los rápidos cambios en las formas de trabajo, la edad se ha convertido en un factor que, en muchos casos, limita las oportunidades de los profesionales senior. Aunque cuentan con décadas de experiencia, habilidades consolidadas y una gran capacidad de adaptación, los trabajadores mayores de 50 años siguen enfrentando barreras estructurales para acceder o mantenerse en el mercado laboral.
El fenómeno conocido como edadismo laboral afecta a un número creciente de profesionales. Numerosos informes de organismos nacionales e internacionales advierten que la edad es uno de los principales factores de exclusión en procesos de selección y promociones internas, incluso por encima del género o el origen étnico.
Pese a que muchas empresas aseguran valorar la experiencia, la realidad muestra una tendencia hacia la contratación de perfiles más jóvenes, a menudo con menor recorrido profesional. Esta preferencia responde a múltiples estereotipos: desde la supuesta falta de flexibilidad del talento senior, hasta su presunto desajuste con la tecnología o expectativas salariales elevadas. Sin embargo, muchos de estos argumentos carecen de base objetiva.
La consecuencia directa de esta exclusión es el desaprovechamiento de un recurso humano altamente capacitado. En sectores clave como la ingeniería, la educación, la salud o la gestión empresarial, el conocimiento acumulado por los trabajadores senior representa un valor estratégico que pocas veces se incorpora plenamente a las dinámicas de innovación o mentoría interna.
En paralelo, el envejecimiento de la población activa es una realidad imparable. Se estima que en 2030 más del 30% de la fuerza laboral en Europa estará compuesta por personas mayores de 55 años. Este cambio demográfico obliga a repensar las políticas de empleo, formación y retención del talento, promoviendo entornos laborales más inclusivos y sostenibles.
Combatir el edadismo y revalorizar la experiencia no es solo una cuestión de justicia social, sino también de competitividad económica. Incorporar al talento senior en igualdad de condiciones contribuye a la estabilidad de los equipos, al intercambio intergeneracional de conocimiento y a una mayor resiliencia empresarial frente a los desafíos del entorno actual.
En palabras de Begoña Núñez, Directora de Marketing e Innovación de RRHHDigital: «La edad no debería ser vista como un límite, sino como un activo. Superar los prejuicios que la rodean es uno de los grandes desafíos —y también una gran oportunidad— del futuro del trabajo.
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