La presencia de los planes de pensiones de empleo en España es larga y fructífera. Su regulación ha sido cambiante, como se observa en las modificaciones introducidas tanto en el Real Decreto Legislativo 1/2002, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Regulación de los Planes y Fondos de Pensiones y el Real Decreto 304/2004, de 20 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de planes y fondos de pensiones.
Sin embargo, existe aún un escaso nivel de desarrollo de estos planes de pensiones de empleo, comparado con otros países de la Unión Europea, que puede ser achacado a diferentes causas, especialmente, por una escasa cultura de ahorro-previsión, junto con un bajo conocimiento de los ciudadanos sobre esta materia, un mecanismo del ahorro centrado en el sector inmobiliario, así como por no haber tenido un trato regulatorio adecuado a su situación estratégica, tanto desde un punto de vista de la sostenibilidad del sistema público de pensiones, como desde el papel de mecanismo de ahorro para todos los ciudadanos.
Precisamente sobre esta última cuestión es necesario realizar una profunda reflexión, especialmente en momentos como los actuales en los que afrontamos un desafío demográfico sin precedentes, con un envejecimiento de nuestra población, combinado con una tasa de natalidad en mínimos históricos, que plantea importantes interrogantes sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones a largo plazo.
Frente a esta realidad, los planes de pensiones de empleo son una solución estratégica, no sólo para complementar las prestaciones públicas, sino también para el desarrollo del sistema económico, en cuanto a instrumento de ahorro/inversión, así como para mejorar la competitividad de las empresas y atraer y retener el talento, especialmente de los jóvenes.
Es fundamental establecer una regulación que presente mecanismos de supervisión efectivos que garanticen la solvencia de los planes y protejan los intereses de los beneficiarios, pero sin crear obstáculos innecesarios que frenen su desarrollo. Por esta razón, conseguir el equilibrio entre protección y flexibilidad es la clave para el éxito de estas normas.
Nuevo factor para la mejora del bienestar laboral
Los motivos por los que los trabajadores prestan servicios están cambiando rápidamente y factores que no habían sido considerados, ahora están entre las aspiraciones cuando buscan un puesto de trabajo o se mantienen en él.
Junto a estas otras circunstancias, los planes de pensiones de empleo suponen una clara apuesta por el incremento del nivel de protección social complementaria que permite combinar un mecanismo de ahorro, así como una mejora de sus futuras pensiones públicas, a los efectos de no tener que depender exclusivamente del sistema público de pensiones, que ofrece tasas de sustitución cada vez menores, permitiendo mantener el mismo nivel de vida que mientras trabajaban durante la jubilación.
La atracción de estos trabajadores, especialmente los jóvenes, requeriría, entre otros cambios, los siguientes:
- El incremento de los criterios de transparencia, por medio de información periódica y comprensible sobre el rendimiento de las inversiones y las perspectivas de prestación futura, para garantizar que conozcan exactamente dónde se invierten sus aportaciones y cuáles son los costes asociados.
- Incremento de la portabilidad de las cantidades ahorradas en los planes cuando el trabajador cambia de puesto de trabajo, incluso en otros países.
- Posibilidad del rescate de las cantidades ahorradas en supuestos de inicio de actividad económica (emprendimiento) o, en caso de trabajadores menores de una determinada edad, en otras finalidades, como podría ser, la compra de su primera vivienda.
Incremento de la competitividad de las empresas
Los planes de pensiones de empleo representan una herramienta estratégica de recursos humanos en la gestión de las personas en las empresas que, con una regulación adecuada, podría potenciar significativamente su competitividad, ya que mejora su imagen corporativa, reduce la rotación laboral y aumenta la productividad al contar con trabajadores más comprometidos y satisfechos.
Es necesario que las empresas consideren los planes de pensiones como una herramienta estratégica para el bienestar financiero de las empresas y sus empleados, como instrumentos de captación y retención del talento, especialmente en relación con los trabajadores jóvenes, que necesitan nuevos elementos de atracción o como mecanismo de motivación, por medio de la constitución de paquetes de compensación competitivos.
En un mercado laboral como el nuestro, dónde el talento es cada vez más escaso y valioso, ofrecer planes de pensiones de empleo muy atractivos se convierte en un factor diferencial crucial para atraer y retener a los mejores profesionales.
Esta apuesta necesita de una simplificación de los procedimientos administrativos, así como de una reducción de las cargas burocráticas asociadas, ya que, en la actualidad, la complejidad normativa actúa como barrera de entrada, limitando su adopción principalmente en las pequeñas y medianas empresas.
Igualmente, los beneficios fiscales asociados a las aportaciones empresariales a estos planes de pensiones deberían estar claramente definidos y ser suficientemente atractivos para justificar la inversión.
Los beneficios para la sociedad en su conjunto
El desarrollo de los planes de pensiones de empleo genera múltiples beneficios a la sociedad en su conjunto, ya que, principalmente, contribuye a diversificar las fuentes de financiación de las pensiones, reduciendo la presión sobre el sistema público y mejorando su sostenibilidad a largo plazo.
Además, el aumento del ahorro a largo plazo canalizado a través de estos planes estimula el mercado de capitales, proporcionando financiación estable para empresas, que pueden incrementar su competitividad, así como para administraciones, que pueden destinar estas cantidades al desarrollo de proyectos estratégicos, como, por ejemplo, aquellos que contribuyan a la transición ecológica y digital.
El papel estratégico de la negociación colectiva
La negociación colectiva desempeña un papel estratégico fundamental en este proceso de desarrollo y consolidación de los planes de pensiones de empleo, ya que permite adaptar los planes a las necesidades específicas de cada sector y empresa mediante el diálogo social.
Los convenios colectivos han de establecer marcos de referencia que garanticen condiciones atractivas para los trabajadores, al tiempo que proporcionan la flexibilidad necesaria para la gestión de estos instrumentos por parte de las empresas.
Es necesario, por tanto, que la regulación de los planes de pensiones de empleo, sean una reivindicación en las mesas de negociación de los convenios colectivos que provengan, tanto de la parte sindical, como del banco empresarial.