¿Te has dado cuenta de que algo ha cambiado en las entrevistas de trabajo? Antes, las empresas llevaban la batuta, imponían las reglas y decidían quién entraba y quién no. Pero hoy… hoy el guion se ha dado la vuelta. Cada vez más veo cómo los candidatos llegan con preguntas afiladas, saben lo que quieren y, sobre todo, eligen. Sí, ellos eligen a qué empresa dedicar su tiempo, su energía y su talento. Y muchas compañías todavía no se han enterado.
Qué diferente es pensar y trabajar como si estuviéramos en 1995 porque estamos en el 2025.
Lo vemos todos los días: hay empresas con ofertas brutales que no logran cerrar posiciones. ¿Por qué? Porque no basta con pagar bien o tener un futbolín en la oficina. La gente quiere sentirse parte de algo, quiere respeto, flexibilidad, un propósito claro y una cultura que no solo se predique, sino que se viva. En otras palabras: quieren verdad. Y si no la encuentran en tu empresa… pues la seguirán buscando.
El talento decide.
Por eso me encanta hablar de “la empresa entrevistada”. Porque hoy, cada entrevista es una cita a ciegas donde el talento también está evaluando a la organización.
¿Cómo lo recibes? ¿Te mostraste auténtico o recitaste el PowerPoint de siempre? ¿Hablaste de cuidar a las personas o realmente las cuidas? ¿Se lo demuestras con hechos o solo con palabras y Memorias de las organizaciones de hace ocho años? Este cambio de perspectiva es brutal y, si lo entiendes, puede ser tu ventaja competitiva.
En Awards of Happiness lo tenemos clarísimo: atraer talento no es una guerra, es una conquista basada en confianza, coherencia y emoción. Si quieres a los mejores, conviértete en uno de los lugares donde la gente defienda su empresa y su lugar de trabajo porque creen en ti. En este mercado, ya no se trata de contratar… se trata de enamorar.
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