En los últimos años el trabajo por proyectos se está imponiendo a los métodos tradicionales de trabajo funcional o por procesos continuos. Entre las ventajas de este nuevo planteamiento destacan: una mejor optimización y distribución de recursos, objetivos más definidos, mayor colaboración y una reducción de los riesgos empresariales. Sin embargo, estos beneficios pueden quedar anulados si las empresas no acometen sus trabajos por proyectos con sistemas de planificación digitalizados y basados en datos que permitan ajustar al detalle tiempos de trabajo, plazos de ejecución o composición de los equipos en función de las necesidades reales y puntuales de cada proyecto.
En ese contexto, la digitalización, la IA y la analítica de datos abren un inmenso campo para que las empresas puedan aprovechar al máximo las posibilidades de un proyecto, incrementando su rentabilidad sin perder calidad en el servicio. “El trabajo por proyectos tiene sentido por muchas razones, tanto para la empresa que presta el servicio como para el cliente que lo recibe, pero su planificación no puede basarse solo en la experiencia previa del proveedor, y, ni mucho menos, en aspectos como la improvisación o la intuición del jefe de proyecto. Un proyecto bien planificado y ejecutado necesita apoyarse en métricas objetivas, fiables y en tiempo real”, señala Joan Pons, CEO de WorkMeter.
La empresa especializada en soluciones digitales de registro automatizado de jornada y medición de tiempos y productividad recuerda ocho elementos diferenciales que los datos aportan al trabajo por proyectos.
- Agilidad y capacidad de adaptación. Las distintas tecnologías de datos facilitan que la planificación de un proyecto no quede cerrada de antemano, sino que pueda evolucionar en función de la marcha del mismo, lo que acelera la capacidad de respuesta de la empresa para introducir cambios y mejoras.
- Precisión en las estimaciones de tiempos y costes. Herramientas como la funcionalidad de Gestión de Proyectos de WorkMeter permiten medir con exactitud los tiempos de trabajo empleados por cada trabajador en cada proyecto y fase del mismo, lo que resulta vital de cara a extraer conclusiones objetivas acerca de su rentabilidad.
- Corrección de errores. Los datos son claves para la detección de fallos en la planificación, ineficiencias o resultados por debajo de lo esperado, lo que facilita la adopción de medidas correctoras que refuercen o redistribuyan los recursos disponibles.
- Optimización. Las mediciones hacen posible aprovechar al máximo los recursos destinados por la empresa a un proyecto en particular, asegurando que se asignan exactamente los esfuerzos necesarios para su adecuado cumplimiento.
- Mejora de la comunicación. Tener la posibilidad de observar la evolución del proyecto a partir de datos objetivos brinda una valiosa herramienta de comunicación a los mandos para consensuar objetivos con colaboradores y clientes y rediseñar juntos estrategias y medidas.
- Cohesión. La compartición de datos en tiempo real refuerza la colaboración y crea dinámicas de trabajo más fluidas y cohesionadas.
- Transparencia. Una mejor comunicación implica mayor transparencia y trazabilidad de las distintas fases del proyecto, lo que también revierte en una mejora de la experiencia tanto del empleado como del cliente.
- Talento e innovación. Las mediciones siempre deben estar orientadas a la mejora continua, lo que a su vez es un aliciente para fomentar el desarrollo del talento y la innovación dentro de la organización.
- Reducción de riesgos. Tomar decisiones a partir de datos fiables es una forma de reducir los riesgos que inevitablemente siempre comporta una apuesta empresarial como es la realización de un determinado proyecto. Herramientas como la IA permiten, además, anticipar posibles escenarios futuros y planificar posibles respuestas ante ellos.