22 de agosto de 2025

La desconexión laboral sigue siendo una utopía para los trabajadores españoles

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  • El 88% de los trabajadores no logra desconectar en vacaciones debido a la cultura de la disponibilidad permanente.
  • Cada empleado recibe, de media, 120 correos corporativos al día, con un 10% revisando compulsivamente su bandeja de entrada y otro 10% haciéndolo al menos una vez por hora.
  • Directivos (79 %), mandos intermedios (72 %) y autónomos (78 %) son quienes menos desconectan durante sus vacaciones.

En pleno auge de la hiperconectividad, cuando el trabajo viaja en el bolsillo y las notificaciones no entienden de horarios ni estaciones, cada vez más profesionales afrontan el reto de desconectar de verdad durante sus vacaciones. En España, el 88% de los trabajadores permanece conectado en verano, según un estudio de DECIX, prolongando la fatiga mental y reforzando lo que ya se conoce como la “cultura del siempre disponible”. El derecho a la desconexión digital está recogido por ley, pero su cumplimiento real sigue lejos de ser la norma.

Esta falta de desconexión no es un fenómeno puntual, sino el reflejo de una transformación profunda en la cultura laboral. El tradicional modelo en el que la jornada terminaba al salir de la oficina ha dado paso a un escenario más difuso, en el que las herramientas digitales, las expectativas de inmediatez y la presión por la disponibilidad permanente diluyen las fronteras entre la vida personal y profesional.

Entre el “siempre disponible” y el “stresslaxing”

Conceptos como la “cultura del siempre disponible” o el “stresslaxing” —esa tensión que provoca estar bajo presión y no poderse relajar en el tiempo libre por sensación de culpa— se están normalizando, alimentados por hábitos y dinámicas organizativas que amplían el tiempo de conexión más allá de lo legalmente permitido. Según UGT, cada persona trabajadora recibe, de media, 120 correos corporativos al día, con un 10% revisando compulsivamente su bandeja de entrada y otro 10% haciéndolo al menos una vez por hora. A esto se suman una media de 58 mensajes en chats enviados fuera del horario laboral. Aunque la Ley Orgánica 3/2018 y la Ley 10/2021 reconocen el derecho a desconectar, su cumplimiento real dista de ser óptimo.

Cifras recogidas por InfoJobs en su encuesta sobre salud mental y desconexión digital, esta sobreexposición digital provoca que muchos profesionales permanezcan en “estado de alerta” incluso sin demandas inmediatas: tres de cada diez declaran no poder desconectar mentalmente en su tiempo libre. La sensación de obligación (41 %), la presión del puesto (32 %) o los asuntos pendientes (23 %) son las principales razones. “Dar valor a nuestro silencio nos hace más profesionales. La desconexión no es una ausencia, sino una forma de cuidar la calidad de nuestra presencia”, apunta María Luaces, Directora de Human Resources Solutions en Synergie España.

El atractivo de la conexión… y sus costes invisibles

Los datos del estudio revelan que ciertos perfiles y sectores están más expuestos a esta cultura de hiperconexión. Directivos (79%), mandos intermedios (72%) y autónomos (78%) son quienes menos desconectan durante sus vacaciones. Por sectores, comercio y servicios (18,2 %), educación (15,5%) y áreas ligadas al turismo, el ámbito legal o sanitario muestran las cifras más elevadas. Generacionalmente, los millennials (71,4%) y la Generación Z (66,7%) destacan por su conexión constante fuera de la jornada. Geográficamente, Madrid (68,75%) lidera la lista, mientras que País Vasco (46,2%) y Castilla y León (41,4%) presentan mayores niveles de desconexión.

Esta hiperconexión no solo afecta al descanso, sino que incrementa el riesgo de problemas psicológicos. Según InfoJobs, el 42% de los trabajadores afirma haber experimentado algún problema de salud mental, frente al 27% registrado hace cuatro años. Un 28% de los casos está directamente vinculado al trabajo, y la falta de desconexión digital figura entre las cinco causas principales. “Cada vez más empresas nos solicitan formaciones en desconexión digital y bienestar integral. No se trata solo de cumplir la ley, sino de construir entornos laborales sostenibles para la mente y el cuerpo”, añade Luaces.

La fidelización del bienestar como prioridad

En este contexto, abordar la desconexión digital no es solo una cuestión de salud, sino también de sostenibilidad organizativa. Las empresas que incorporan medidas activas —desde la restricción de comunicaciones fuera de horario hasta programas de formación y gestión del tiempo— no solo reducen el riesgo de burnout, sino que mejoran la implicación y la retención del talento.

La posibilidad de ofrecer un entorno donde se respeten los tiempos de descanso marca la diferencia.

Cuando un profesional percibe que su bienestar es prioritario y que puede desconectar sin penalización, su compromiso con la organización también crece. De lo contrario, la espiral de la hiperconexión seguirá debilitando tanto la productividad como la salud de la plantilla.

Además, las dinámicas laborales se han especializado. Antes, la disponibilidad se entendía como un valor añadido; hoy, saber desconectar es una competencia estratégica. Sin embargo, la brecha entre el conocimiento teórico del derecho a la desconexión y su práctica real sigue siendo amplia, y cerrarla es clave para garantizar la salud mental, la eficiencia y la sostenibilidad del trabajo en el futuro.

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