Bomberos, agentes forestales, la UME y la Guardia Civil se encuentran en primera línea de los incendios que estos días arrasan España, combatiendo las llamas en las zonas más afectadas. Sin embargo, la situación de los bomberos preocupa especialmente: trabajan en condiciones precarias, mientras la falta de coordinación entre administraciones deriva en una gestión caótica que repercute directamente sobre quienes están sobre el terreno.
En las últimas horas, varios bomberos han denunciado que sus jornadas laborales superan habitualmente las 14 o 16 horas, pese a que el máximo legal es de 12 horas. Incluso se han registrado casos extremos en los que algunos permanecen hasta 21 horas consecutivas combatiendo incendios. Esta sobrecarga se agrava por el incumplimiento de los tiempos mínimos de descanso, que deberían ser de al menos 12 horas entre turnos, pero en muchos casos se reducen a menos de 10 horas.
Los bomberos alertan de que estas condiciones no solo ponen en riesgo su salud física y mental, sino que también dificultan su capacidad de respuesta frente a los incendios, comprometiendo la seguridad tanto de los trabajadores como de la población afectada.
Otro de los problemas señalados es la precariedad laboral. Muchos bomberos tienen contratos de fijo discontinuo, lo que significa que más de la mitad de la plantilla es despedida el 12 de octubre, cuando termina la temporada de incendios. Además, los días de lluvia no son remunerados: aunque se les avisa de que no acudan, luego estas ausencias se contabilizan como “falta injustificada”.
Frente a esta situación, sindicatos y trabajadores exigen que se desarrolle y aplique de manera inmediata la Ley Básica de Bomberos Forestales, aprobada por unanimidad en el Congreso hace nueve meses. Esta normativa igualaría las condiciones de estos profesionales en todas las comunidades autónomas, estableciendo horarios uniformes, medidas efectivas de prevención de riesgos y jubilaciones anticipadas, entre otros derechos.
Estas denuncias ponen de relieve la dificultad estructural del sistema de lucha contra incendios en España, donde los trabajadores de primera línea enfrentan riesgos extremos sin la protección, estabilidad y coordinación necesarias para desempeñar su labor de manera segura y eficaz.