20 de agosto de 2025

7 medidas para mejorar el equilibrio trabajo-vida en el teletrabajo

teletrabajo ordenador mujer

l teletrabajo ha pasado de ser una medida excepcional a formar parte del modelo laboral de muchas empresas. A pesar de su potencial para mejorar la conciliación, también ha traído consigo nuevas formas de estrés y aislamiento. Según nuestro informe Tendencias del mercado laboralsolo el 17% de los profesionales trabaja hoy en un modelo 100% remoto, frente al 74% que sigue en formato presencial y un 19% que lo hace en modalidad híbrida. Aunque lejos del modelo presencial, esta distribución también requiere abordar los efectos del teletrabajo en la salud mental desde una perspectiva más realista y preventiva.

¿Cuáles son los efectos del teletrabajo en la salud mental?

La imagen ideal del trabajo remoto —ahorro de tiempo, control de horarios, equilibrio personal— oculta una realidad menos visible. Muchos trabajadores experimentan síntomas de estrés y ansiedad en el teletrabajo derivados de una conectividad constante, la falta de interacción social y la presión por mantener la productividad sin la presencia física como respaldo.

La línea entre lo profesional y lo privado se desdibuja, generando una sensación de disponibilidad infinita que erosiona la salud emocional. La ausencia de límites físicos entre hogar y oficina transforma cualquier espacio en un lugar de trabajo, diluyendo los momentos de desconexión. Y, por supuesto, la autopercepción de estar siempre disponibles: responder fuera de horario, asumir tareas sin fin o sentirse evaluados continuamente a través de métricas digitales.

Esa frontera erosiona poco a poco el equilibrio mental, afectando al estado de ánimo, la calidad del descanso, la concentración y el vínculo con el trabajo. Hasta septiembre de 2024 se registraron 468.093 bajas laborales por causas relacionadas con trastornos del comportamiento, con una duración media que se ha incrementado, pasando de 76,5 días en 2023 a 88,2 días en 2024. En total, 603.521 bajas estimadas. A nivel general, las bajas por salud mental representan aproximadamente un 10% del total de bajas laborales, y son la sexta causa más frecuente en España.

7 medidas para mejorar el equilibrio trabajo-vida en el teletrabajo

Salud mental y teletrabajo no deben —ni pueden— desligarse el uno del otro. Aunque algunas medidas pueden aplicarse al ámbito personal, son las empresas las que deben asumir un papel activo para mejorar el bienestar de los trabajadores.

Poner límites a la conectividad permanente

La salud mental en el teletrabajo comienza por asumir que estar disponible en todo momento, además de inasumible, es contraproducente. La hiperconexión prolongada eleva los niveles de estrés y dificulta la desconexión emocional del trabajo. Lo ideal es establecer horarios de fin de jornada, silenciar notificaciones fuera del horario laboral y, sobre todo, respetar los espacios personales.

Las empresas pueden fomentar esta desconexión incluyendo el derecho a la desconexión digital, que ya se encuentra regulado principalmente en el artículo 88 de la Ley Orgánica 3/2018, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, en sus políticas internas y promoviendo una cultura que no premie la disponibilidad permanente.

Promover una comunicación que no agote

Mal gestionada, la comunicación en remoto puede volverse invasiva. Reuniones innecesarias, correos en cascada y canales saturados generan fatiga y frustración. Estructurar los flujos de comunicación —acordando qué canal se usa para qué tipo de mensaje, reduciendo reuniones innecesarias y estableciendo pausas entre videollamadas— ayuda a rebajar la carga mental.

De igual manera, fomentar espacios donde las personas puedan hablar de forma más informal y humana fortalece los vínculos y reduce la presión del rendimiento constante.

Facilitar recursos de apoyo emocional

El teletrabajo no elimina los riesgos psicosociales, los transforma. Cada vez más empresas están incorporando seguros médicos que incluyen atención psicológica, líneas de ayuda 24/7 o talleres enfocados en el autocuidado. En lugar de responder a una crisis o demanda puntual, estos servicios deben formar parte de una política estable, accesible y visible para todo el equipo, por ejemplo, a través de un plan de retribución flexible.

Implementar modelos de retribución flexibles

Otra de las vías para mejorar la salud mental en el teletrabajo se basa en ofrecer beneficios que refuercen el bienestar emocional con servicios que se ajusten a las necesidades del empleado: guarderíaformacióntransportecomida o asistencia psicológica.

Lo interesante de este modelo es que no conlleva un gasto desproporcionado para la empresa en comparación con un aumento salarial convencional. Eso por no hablar de las ventajas fiscales para el trabajador, que ve aumentado el valor de su salario sin que este escale a un tramo de IRPF más alto en la Declaración de la Renta

Diseñar rutinas flexibles y humanas

La rigidez horaria en entornos remotos produce una disonancia difícil de sostener. Uno de los grandes potenciales del trabajo a distancia es permitir que cada persona organice su jornada según sus ritmos, responsabilidades familiares o momentos de máxima concentración. Apostar por esta flexibilidad es, por tanto, una cuestión de confianza.

Los resultados mejoran cuando se permite que las personas trabajen con autonomía y en coherencia con su vida cotidiana. Y con ello, la salud mental en el teletrabajo y el equilibrio trabajo-vida.

Formar a líderes en empatía y gestión emocional

La salud mental del equipo no es responsabilidad exclusiva de Recursos Humanos. Detectar señales de malestar, burnout o desmotivación también recae sobre los jefes de proyecto, por lo que deben estar formados en escucha activa, empatía y gestión emocional.

Un líder remoto no puede basar su relación en indicadores fríos o en el control constante: debe generar confianza, abrir espacios para compartir preocupaciones y validar emocionalmente a su equipo. Solo así se crean entornos seguros, donde el ambiente no sea una fuente de ansiedad en el teletrabajo.

Valorar el resultado, no la presencia

Uno de los errores más frecuentes es trasladar el modelo presencial al entorno remoto. Medir la productividad por conexión continua o por el número de mensajes enviados es una trampa. En su lugar, el foco debe estar en los resultados, los hitos alcanzados y la calidad del trabajo. Un modelo basado en la confianza, con objetivos definidos y autonomía, es más sostenible para las personas y más eficiente para las empresas.

Productividad y teletrabajo, un modelo sostenible que ya da sus frutos

Asociar rendimiento con presencia física es una creencia arraigada que pierde sentido en un entorno cada vez más digital. Según estudios de Page Personnel, el 81% de los profesionales en España considera que el teletrabajo impacta positivamente en su productividad y un 85% afirma que les permite gestionar mejor su tiempo. De hecho, el 89% señala que logra una mayor concentración trabajando en remoto y un 70% tiene menos distracciones respecto al entorno de oficina.

Estudios de largo plazo como el de Great Place to Work, con más de 800.000 respuestas, indican que la mayoría de los equipos mantiene o mejora su productividad tras pasar a modelos remotos. El estudio de Stanford liderado por Nicholas Bloom también halló que los trabajadores remotos (en modelo híbrido, dos días en casa) eran igual de productivos y promocionados que sus compañeros en modalidad presencial.

Cuidar la salud mental en el teletrabajo es un compromiso de todos

El teletrabajo ha cambiado el paradigma laboral desde su irrupción durante la pandemia, pero también ha puesto sobre la mesa la importancia de cuidar la salud mental. Para que esta forma de trabajar sea realmente sostenible, hace falta poner en marcha medidas que tengan en cuenta las necesidades reales de las personas. Una de las primeras acciones que puede tomar cualquier empresa para atenderlas es implementar un plan de retribución flexible como el de Coverflex.

Apostar por este tipo de modelos es una inversión directa en la salud emocional y en la productividad, con opciones como la asistencia psicológica o servicios que faciliten la conciliación. También lo es establecer límites claros, fomentar la confianza y valorar los resultados para construir un entorno sostenible y humano.

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