En un mundo donde la hiperconexión es la norma y el miedo a perdernos algo (FOMO) alimenta una ansiedad constante, el concepto de JOMO —Joy of Missing Out, o “la alegría de perderse cosas”— se presenta como un bálsamo necesario para la salud mental, física y emocional.
“El JOMO no es simplemente apagar el móvil, es un acto consciente de presencia. Es elegir vivir con intención y priorizar lo verdaderamente importante”, señala Gabriela Paoli, psicóloga especializada en salud digital, presidenta de la Asociación Nexum y autora del libro “Salud digital”.
¿Por qué necesitamos practicar el JOMO?
Desde la Asociación Nexum, alertan sobre las consecuencias del FOMO, especialmente en mujeres, jóvenes y adultos hiperconectados. “Vivir pegados a una pantalla puede generar ansiedad, alteraciones del sueño, aislamiento social y sedentarismo. Incluso se habla del ‘trastorno por déficit de naturaleza’, por la falta de contacto real con el entorno”, advierte Paoli.
Además, diversos estudios recientes refuerzan esta preocupación:
- Según la Sociedad Española de Neurología, el uso excesivo de redes sociales, especialmente el visionado de vídeos cortos, reduce la capacidad de concentración, memoria y creatividad en niños y adolescentes, afectando negativamente su salud cerebral.
- Un estudio realizado en España por la Universidad Camilo José Cela revela que la adicción a las redes sociales está relacionada con la aparición del 55% de los síntomas de ansiedad, el 52% de los de depresión y el 48% de los comportamientos agresivos.
Evitar la soledad y el aislamiento
Los estudios citados refuerzan las advertencias de Gabriela Paoli sobre los efectos negativos de la hiperconectividad. La reducción de la concentración, memoria y creatividad en jóvenes, junto con el aumento de síntomas de ansiedad, depresión y conductas agresivas asociadas al uso excesivo de redes sociales, evidencian el impacto directo de la vida digital sobre nuestra salud mental. Paoli advierte que vivir pegados a una pantalla puede llevar al aislamiento social, a la soledad no deseada, cuya consecuencia es tan perjudicial como fumar 15 cigarrillos al día. No se trata de rechazar la tecnología, sino de establecer un uso consciente que priorice el bienestar y mantenga el vínculo con el entorno real, para no perder el control sobre nuestra vida.
Los beneficios del JOMO
Lejos de perder algo, practicar el JOMO es ganar en bienestar. Entre sus beneficios destacan:
- Introspección y claridad emocional: desconectar permite escucharnos, cultivar el autocuidado y tomar decisiones más conscientes.
- Creatividad e imaginación: el silencio digital abre espacio a la reflexión y a nuevas ideas.
- Relaciones auténticas: mejora la calidad de los vínculos afectivos con familia, amigos y comunidad.
- Vínculo con el entorno: al salir de casa, se fortalece el sentido de pertenencia y se activa el contacto con la naturaleza.
- Tiempo de calidad: recuperamos tiempo para actividades olvidadas como leer, escribir o simplemente descansar.
Claves para incorporar el JOMO a tu vida
Desde Nexum, Gabriela Paoli comparte estrategias accesibles y efectivas para practicar el JOMO:
- Establece límites digitales: fija horarios para revisar redes sociales y evita el uso del móvil antes de dormir.
- Practica el minimalismo digital: elimina apps innecesarias y desactiva notificaciones.
- Conecta con tu comunidad: participa en actividades locales, paseos, talleres o voluntariados.
- Redefine tu tiempo personal: prioriza hobbies, deporte, naturaleza, descanso y encuentros cara a cara.
- Habla con otros: compartir lo que sientes ayuda a crear vínculos más humanos y menos virtuales.
“El JOMO es una herramienta poderosa de salud mental y emocional. Es la oportunidad de recuperar el control de nuestro tiempo, nuestros vínculos y nuestro bienestar”, concluye Paoli.
Actividad destacada: “Paseo JOMO” en Madrid
Para promover esta filosofía, la Asociación Nexum organiza el primer “Paseo JOMO” el próximo sábado 17 de mayo en el Parque del Retiro (Madrid). Será una caminata sin pantallas, con explicaciones sobre los efectos de la hiperconectividad y una merienda al aire libre. Una oportunidad perfecta para reconectar con lo esencial: la naturaleza y las personas.