13 de mayo de 2025

El 70% de los trabajadores sufre síndrome del impostor

  • Expertas en coach subrayan que el éxito y el esfuerzo pueden cambiar durante la carrera profesional por factores externos
  • El éxito debe entenderse como un viaje de desarrollo personal

La elección e inicio de una carrera profesional no es una decisión sencilla. Pero tampoco lo es el desarrollo de esta, muchas veces lastrado por las dificultades para gestionar el concepto de éxito. Ponerse expectativas muy altas, no contar con un entorno adecuado o ver alterado tu esfuerzo por el propio contexto personal puede modificar el plan inicial.

Según expertas en la gestión de equipos profesionales, “hay que tener clara la recompensa a nuestro esfuerzo”. Un trabajo mental que muchas veces no se hace y que lleva tanto a la frustración como a sufrir el conocido como ‘síndrome del impostor’ por el que la misma persona minimiza e infravalora sus éxitos.

De hecho, un estudio de International Journal of Behavorial Science cifra en un 70% el porcentaje de trabajadores que sufre este tipo de ‘síndrome’. Un sentimiento que es contraproducente para el profesional, que cree firmemente que sus logros no son merecidos e incluso falsos a pesar de haber conseguido resultados extraordinarios.

“Éxito es encontrar la medida a nuestro esfuerzo, que puede verse modificado por circunstancias ajenas o por darnos cuenta de que lo que creíamos importante en el inicio dejó de serlo durante ese viaje de descubrimiento”, explica Lourdes Carmona, conferencista reconocida por el método de éxito Jack Canfield.

Según Carmona, “hay que entender el éxito como un viaje de desarrollo personal con un destino concreto, medible y asumible”, pero también hay que “ser consciente de que habrá etapas de replantear la estrategia y evaluar si el objetivo sigue siendo tan valioso”. Esta posición es beneficiosa, porque mejora las capacidades del profesional y la obtención de los objetivos marcados.

Carmona, que además es instructora de vuelo, subraya dos tipos de comportamientos habituales en personas con el mismo objetivo pero con perfil opuesto. Por un lado, está quien confía en sus capacidades sabiendo que en el momento inicial no tienen la habilidad requerida. Este comportamiento ayuda a progresar de manera más rápida. Por el lado contrario, el perfil de profesional muy autocrítico se centra en la habilidad que ya tiene, necesitando más esfuerzo para lograr el objetivo.

En conclusión, como destaca la experta, es fundamental entender el concepto de éxito y sus variantes. “Hay que tener claro que los objetivos que nos marquemos en un principio pueden modificarse por diferentes factores durante el camino, y eso no significa que sea un fracaso. Es más, puede tener mucho más mérito si hemos logrado un buen resultado a pesar de las adversidades que antes no teníamos”.

Este tipo de análisis son fundamentales para las empresas, especialmente en aquellas que potencian la gestión humana de sus plantillas.

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