En un escenario global cada vez más cambiante y competitivo, donde la adaptabilidad se vuelve un factor crítico, la polivalencia emerge como un pilar estratégico para el futuro del trabajo y, especialmente, de la industria. No se trata solo de una solución para mejorar la eficiencia operativa, sino de una estrategia que implica repensar la forma en que las personas, los procesos y la tecnología se alinean para responder con agilidad a las nuevas demandas del mercado.
BICG, spin off del Instituto Fraunhofer y referente en innovación en formas de trabajar, ha llevado a cabo un estudio en 11 empresas industriales españolas titulado “Flexibilidad en el entorno industrial: Polivalencia y Gestión de Turnos” en el que profundizó en los beneficios, desafíos y claves para implantar con éxito modelos de trabajo flexibles basados en la polivalencia. Aquí, los principales hallazgos:
Más que Multifuncionalidad: Un Enfoque Integral
La polivalencia suele entenderse como la capacidad de una persona para desempeñar distintas funciones. No obstante, el estudio destaca que esto va mucho más allá de una habilidad individual: requiere una organización que habilite procesos, proporcione recursos adecuados y construya modelos de formación sostenibles.
Adoptada de forma estratégica, la polivalencia ofrece a las empresas industriales importantes ventajas:
- Mayor agilidad organizativa, con equipos que se adaptan con rapidez a nuevas tareas o entornos.
- Optimización de la producción, al reducir los tiempos de inactividad y los cuellos de botella.
- Adaptabilidad frente a fluctuaciones del mercado, permitiendo reacciones rápidas ante cambios en la demanda o en la tecnología.
- Reducción del impacto de ausencias inesperadas, evitando interrupciones gracias a una plantilla capacitada para cubrir diferentes roles.
Pero no solo las organizaciones se benefician. Para las personas, trabajar en entornos polivalentes también implica:
- Mayor dinamismo y motivación, gracias a la diversidad de tareas.
- Mejores oportunidades de desarrollo profesional, al adquirir competencias más amplias.
- Preparación ante un mercado laboral incierto, con perfiles más versátiles y vaorados.
Los retos de la implementación
A pesar de sus múltiples beneficios, implantar un modelo polivalente presenta ciertos desafíos que las organizaciones deben abordar con planificación:
- Formación insuficiente: Aunque muchas empresas cuentan con estrategias formativas, estas no siempre están estructuradas ni son accesibles de forma equitativa. En muchos casos, el aprendizaje queda relegado a la experiencia informal y la misma no asegura la homogeneidad de conocimientos y habilidades.
- Resistencia al cambio: Si no se acompaña con una gestión del cambio adecuada, la polivalencia puede percibirse como una exigencia extra, una amenaza a la especialización o una carga extra para los trabajadores.
- Dificultades en la planificación de recursos: Organizar turnos y asignar tareas en un entorno flexible implica una mayor complejidad operativa.
- Inversión inicial elevada: Aunque se traduzca en ahorro y eficiencia a largo plazo, la puesta en marcha requiere recursos para formación, herramientas y rediseño de procesos.
Claves para el Éxito
Para que la polivalencia se convierta en una verdadera ventaja competitiva y no en un factor de desgaste, BICG propone un enfoque estructurado apoyado en ocho pilares principales, entre los cuales destacan:
- Formación Escalable y Estratégica
El aprendizaje debe dejar de ser informal y convertirse en un proceso sistemático. Se recomienda combinar:
- Formación en el puesto, mediante la práctica diaria.
- Mentorías internas, con el acompañamiento de personas expertas.
- Capacitación formal, alineada con los objetivos de la organización.
Una herramienta útil es la matriz de polivalencia, que permite visualizar qué competencias tiene cada persona y cuáles necesita adquirir, facilitando así la planificación del desarrollo profesional.
- Planificación eficiente de Recursos
La flexibilidad no debe traducirse en sobrecarga para los trabajadores. Por ello, es fundamental:
- Capacitar a los líderes en habilidades de planificación.
- Incorporar metodologías ágiles para la asignación de tareas.
- Utilizar datos objetivos para tomar decisiones eficientes y equilibradas.
Esto permite mantener la eficiencia sin comprometer el bienestar de las personas.
- Gestión del Cambio y Comunicación Transparente
La transformación hacia un modelo polivalente debe ir de la mano de una gestión del cambio, que incluya:
- Identificación y anticipación de resistencias.
- Una narrativa clara sobre los beneficios tanto individuales como colectivos.
- Espacios de escucha activa y co-diseño, que aumenten el compromiso.
Una cultura organizacional abierta al aprendizaje continuo y la colaboración es esencial para consolidar este modelo.
Más allá de la eficiencia: una apuesta por el futuro
La polivalencia no es solo una herramienta operativa. Es, en realidad, una apuesta por una forma de trabajar más inteligente, humana y preparada para el futuro. Su implementación no solo mejora la competitividad de las empresas, sino que también enriquece la experiencia laboral de las personas, potenciando su crecimiento y su sentido de pertenencia.
Implantarla de forma estructurada permite a las organizaciones navegar en entornos inciertos, responder con agilidad a los cambios y crear organizaciones sostenibles. En definitiva, transformar la industria no solo desde la tecnología, sino desde las capacidades humanas.
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