RRHH Digital En plena crisis, la formación se ha convertido en un activo esencial para los desempleados, que recurren a ella como vehículo para incrementar sus posibilidades de acceder al mercado laboral.
Las personas con discapacidad no sólo no son una excepción, sino que se suman a esta tendencia con más énfasis que el resto: un 65% está apostando por incrementar sus competencias a través de la formación, frente a un 49,6% de los parados a nivel general.
Teniendo en cuenta esta cifra, merece la pena preguntarse: ¿se ha convertido la formación en una alternativa al desempleo para las personas con discapacidad? ¿qué cursos o estudios son los más demandados? ¿confían en la formación como palanca de acceso al mercado de trabajo? Para dar respuesta a estas preguntas, la Fundación Adecco ha elaborado el 2º Informe Discapacidad y Formación en tiempos de crisis, cuyas conclusiones se basan una encuesta realizada a 1.000 demandantes de empleo con discapacidad y en otra similar realizada a desempleados a nivel general.
Antes de profundizar en el aspecto formativo, merece la pena hacer un repaso del contexto que rodea a las personas con discapacidad en materia de empleo.
Luces y sombras en el empleo de las personas con discapacidad
Si bien en los últimos años hemos asistido a una evolución favorable en la contratación de trabajadores con discapacidad, su penetración en el mercado laboral continúa siendo insuficiente y dista de alcanzar las cotas deseadas de normalización.
Como se aprecia en el siguiente gráfico, las personas con discapacidad en España han firmado 184.220 contratos en los últimos 3 años, frente a los 165.907 del trienio anterior, lo que supone un incremento del 11%. El máximo histórico fue alcanzado a finales de 2011, con 62.084 contrataciones.
Sin embargo, y si bien no existen datos suficientemente recientes, la tasa de paro de este sector de la población superó en más de 5 puntos porcentuales la tasa de paro general, en el año 2011. En algunos tipos de discapacidad, como la intelectual, llegó incluso a duplicarse. Por otra parte, resulta muy llamativa la baja participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral, ya que su tasa de actividad se sitúa en un 36,6%, frente al 76,4% del resto de la población.
Dicho de otro modo, un 63,4% de las personas con discapacidad en edad laboral, no tiene trabajo ni lo busca, debido a dos tipos de barreras: endógenas (carencias de autoestima, desmotivación, escasa confianza) y exógenas (barreras y estereotipos sociales que dificultan su incorporación a la empresa con garantías).
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “La crisis ha supuesto un punto de inflexión y las empresas están cada vez más decididas a incorporar a trabajadores con discapacidad. Es por ello que la evolución de contratos registra niveles favorables. Sin embargo, hasta que la tasa de actividad y paro de las personas con discapacidad no se aproxime a la general, no podremos estar satisfechos. Aún hay que eliminar muchos prejuicios y estereotipos que lastran su integración y trabajar para dotarles de la confianza y herramientas suficientes para buscar empleo”.
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