Varias decenas de trabajadores de la planta que la compañía holandesa Budelpack tiene en Talavera de la Reina se manifestaron ayer ante el domicilio del director de la fábrica, Hans Rinjten, para reclamar el cumplimiento de los acuerdos que la empresa tiene pendientes con sus 140 empleados, la mayoría con treinta años de antigüedad.
Los responsables de la empresa, dedicada a la fabricación de productos de higiene personal, esperan para el lunes o el martes el auto del juez aceptando el concurso de acreedores presentado hace unos días.
Con pancartas en las que se reclamaban los compromisos a la empresa y con gritos de "sinvergüenza, sinvergüenza" o "vete a robar a Holanda", los trabajadores se han acercado al domicilio de Rinjten, donde finalmente han sido disueltos por la Policía Nacional.
El secretario del comité de empresa, José Luis Molina, ha lamentado la política de este tipo de compañías "fraudulentas" que se implantan en diferentes países "para hacer el trabajo sucio de otras más grandes y cerrar cuando cumplen su objetivo, dejando a los trabajadores de patitas en la calle".
La situación es crítica, según Molina, porque los 140 trabajadores pasan las ocho horas de la jornada laboral sin nada que hacer, mientras que la empresa confía en que la próxima semana el juez de lo Mercantil acepte el concurso de acreedores presentado hace unos días para cerrar la fábrica.
El secretario del comité ha afirmado que la empresa es "solvente", como prueba el hecho de que en enero comprara otra fábrica en Holanda, con 560 trabajadores, y dos más en Francia, con 170 y 90 trabajadores, y ha agregado que las diez con las que cuenta el grupo "están trabajando al cien por ciento".
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