En un discurso sobre el balance económico anual, Zapatero dijo que la oferta de empleo público bajará un 30 por ciento al tiempo que los sueldos de altos cargos públicos quedarían congelados.
‘En primer lugar, reduciremos en 30% al menos la oferta pública de empleo para 2009’, aunque ‘atenderemos fundamentalmente la dotación imprescindible para los servicios públicos esenciales’ como la seguridad, la justicia o la inspección de trabajo, dijo Zapatero.
Además, el consejo de ministros va a congelar el próximo viernes 20 millones de euros que estaban en el presupuesto del Estado, añadió el jefe del gobierno español, y en los presupuestos 2009 los gastos corrientes aumentarán un 2% en 2009, es decir, la mitad del aumento de los gastos globales.
Otra medida consistirá en ‘los salarios de todos los altos cargos, pero sólo de los altos cargos’.
Estas medidas ‘supondrán un ahorro entre 2008 y 2009 de al menos 250 millones de euros’, añadió Zapatero, quien confió en que esta austeridad sirva de ejemplo a las otras administraciones públicas.
Apoyada en un crecimiento vigoroso, España había registrado en los últimos años varios superávits en sus cuentas públicas, algo extraño en Europa.
Pero la brusca ralentización económica que sufre España desde principios de año ha reducido los ingresos, y el Gobierno, que antes de la crisis de los créditos inmobiliarios de riesgo (subprimes) en Estados Unidos esperaba seguir logrando superávits, ha revisado sus previsiones y espera ahora un presupuesto equilibrado.
Un equilibrio tan difícil de conseguir que el Ejecutivo va a inyectar 18.000 millones de euros para intentar relanzar la economía, principalmente devolviendo impuestos.
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