No obstante, el panorama en Galicia tiende a cambiar parcialmente. La incorporación de mujeres a actividades ‘masculinizadas’ se está convirtiendo en algo habitual, aunque no pasa lo mismo con la situación opuesta. Sea por tópicos o por las propias condiciones del trabajo, lo cierto es que pocos hombres se animan a realizar tareas con amplia presencia femenina.
Según los datos del Instituto de la Seguridad Social, cerca de 20.000 personas trabajan en Galicia en el servicio doméstico de manera legal. Todos ellos lo hacen con contrato, a través del denominado ‘Régimen Especial del Hogar’. Pero en esa cifra sólo se contabilizan 400 hombres, lo que apenas representa el 2 por ciento del total.
Importante presencia inmigrante
Según las estadísticas de la Seguridad Social, A Coruña es la provincia gallega con mayor número de hombres empleados en el sector doméstico -208 trabajadores-, frente a los 107 de Pontevedra, los 51 de Ourense y los 51 que también efectúan esta labor en la provincia de Lugo.
Las estadísticas oficiales contabilizan exactamente 417 hombres, aunque lo curioso es el importante porcentaje de extranjeros ocupados en esta actividad. Y es que casi la mitad –201 trabajadores— proceden de otros países, sobre todo de Sudamérica. Ven en esta actividad una oportunidad laboral, pese a que en sus lugares de procedencia tenían otras ocupaciones.
Hugo ronda los 60 años, nació en Argentina y describe este trabajo como “bastante duro”, aunque “gratificante” en determinadas ocasiones. Con un contrato a tiempo parcial, se dedica a atender a personas enfermas en sus hogares, realizando tareas de higiene que una persona incapacitada no puede llevar a cabo. “Lo empecé a hacer por casualidad”, admite.
Uno de los problemas de esta labor es la falta de estabilidad. Muchos de los contratos que se firman son a tiempo parcial y el trabajo “no siempre está bien remunerado”, aunque la demanda de este tipo de trabajadores aumenta. Y ante la falta de personas interesadas, el colectivo inmigrante está supliendo esta falta de mano de obra. “Es lo que hay”, resume Hugo.
Freddy Romero: "En Bolivia era abogado”
Freddy Romero llegó a Galicia en 2003 procedente de Bolivia. En el país más alto de Sudamérica ejercía la abogacía, pero los problemas económicos y familiares le llevaron a dar el salto y buscar una nueva oportunidad en la comunidad. Eso sí, a base de ejercer una profesión que no tiene nada que ver con sus estudios.
El día a día en el servicio doméstico es variado. "Cuido a personas mayores, les ayudo a darles los medicamentos, ir de paseo, levantarles de la cama o darles la comida", explica Freddy, quien admite que la dureza de este oficio está muy relacionado "con las horas que te contratan". Así, forma parte de la rutina que "a veces te contratan por horas, y otras veces durante toda la jornada", una situación que varía en función del acuerdo al que se llegue con cada familia.
Uno de los aspectos más difíciles de llevar es el de los hospitales, en donde suelen pasar muchas noches cuando los pacientes son ingresados y ningún familiar se puede hacer cargo. "Nos quedamos allí por las noches, cuidando de que no se muevan y que no se caigan de la cama, o que no se saquen la sonda", señala Romero.
Con todo, reconoce que la relación con los mayores a los que atienden "es buena". "A muchos mayores les falta cariño, pero si les hablas de sus cosas y les prestas atención, al final se encariñan con uno", afirma este boliviano que ya lleva cinco años en Galicia, y que también admite que esa buena relación también es recíproca. "Yo también les cojo cariño a ellos", concluye.
En general, la presencia de extranjeros en el servicio doméstico tampoco resulta novedosa. Sólo en Galicia se contabilizan más de 3.400 mujeres foráneas contratadas bajo esta modalidad, que se unen a un número sin determinar que trabaja sin una vinculación laboral. Por países, los más demandados son Colombia (810), Brasil (413), República Dominicana (407) o Perú, con 373 personas encuadradas en este régimen.
Dos tipos
Al igual que otros regímenes específicos -como el del mar, el carbón o agrario-, el de empleados del hogar abarca a aquellos trabajadores que se dedican a servicio exclusivamente domésticos. La Seguridad Social incluye en esta categoría trabajos de guardería, jardinería, conducción de vehículos y otros análogos "en los supuestos en que se desarrollen formando parte del conjunto de tareas domésticas".
En todo caso, la propia Administración establece dos categorías dentro de este régimen, en función del tiempo que se dedica a la prestación del servicio. Así, los afiliados se dividen entre empleados de hogar fijos -cuando trabajan para un solo cabeza de familia durante un mínimo de 80 horas de trabajo al mes- y empleados de hogar discontinuos, cuando prestan este servicio para uno o varios cabezas de familia, con carácter parcial o discontinuo y siempre que trabajen un mínimo de 12 días al mes.
La mitad de los hombres empleados en tareas domésticas en Galicia son extranjeros
- Redaccion
- 2 May, 2008
- 12:35 pm
La construcción, la pesca o el transporte de mercancías siguen siendo, a día de hoy, sectores en los que la presencia de mujeres todavía es poco menos que insignificante. Pero también existen ocupaciones en las que no resulta sencillo encontrar hombres. El servicio doméstico y el cuidado de personas mayores son, precisamente, actividades con una ocupación masculina mínima.
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