Las organizaciones líquidas no renuncian a una jerarquía puesto que sí cuentan con una estructura, pero es flexible y está basada en funciones y responsabilidades que pueden variar en función de las necesidades de cada proyecto, en lugar de posiciones dentro de una jerarquía. Gracias a ello, se aseguran la fluidez de la comunicación e información y la eficiencia en la organización, según explica Carme Castro, CEO de Kainova y experta en liderazgo disruptivo y empresa líquida.
En un entorno de elevadísima velocidad de cambio tecnológico, social y económico se evidencia la necesidad de las empresas de ser ágiles, flexibles, competitivas y rentables para ser capaces de responder a cada nueva situación y asegurar la sostenibilidad y crecimiento. Partiendo de este punto, las empresas deben evolucionar sus modelos organizacionales hacia estructuras que, por su elevado grado de flexibilidad, agilidad y adaptabilidad, se asocian con el líquido.
Uno de los principales rasgos de una organización con un grado de liquidez organizacional preparado para un contexto en constante cambio es el rompimiento con viejos patrones jerárquicos heredados. Un nuevo modelo organizacional que posibilite la combinación ideal de los talentos. Sin embargo, ¿es realista un modelo organizativo líquido?
Aunque en el entorno empresarial lo más frecuente es encontrar organizaciones con estructuras jerárquicas rígidas, aquellas en las que la persona ocupa siempre una misma posición y se responsabiliza de unas mismas tareas, la tendencia es la de ir hacia un mayor grado de liquidez, lo que no ha de suponer renunciar a cualquier tipo de jerarquía. Ser una organización líquida comporta contar con un mayor grado de flexibilidad dentro de la jerarquía. Ante cada nuevo reto que surja, esta estructura flexible tendrá en cuenta lo que el talento de cada persona puede aportar en esa situación, y que será diferente en función de las exigencias del momento. Es por esto por lo que pueden producirse reorganizaciones con cada nuevo proyecto. La causa detrás de esta tendencia organizacional es un contexto cambiante que hace cada vez más necesario garantizar la optimización máxima de la eficiencia de la organización además de la fluidez de la comunicación e información.
Una empresa liquida tiene una estructura flexible basada en funciones y responsabilidades y no en posiciones dentro de una jerarquía. Eso se puede lograr trabajando por proyectos.
"Abrir nuestra mente hacia esta nueva concepción de las empresas y de los puestos que desempeñamos en ellas, es el modo en que podremos responder con eficacia a esa necesidad de ser ágiles, flexibles, competitivos y rentables”, añade Carme Castro, CEO de Kainova y experta en liderazgo disruptivo y empresa líquida.
Para Castro, los elementos clave en una empresa con jerarquía líquida, son los siguientes:
Asimismo, propone plantearse algunas de las principales cuestiones que deben guiar las decisiones de cualquier empresa para alcanzar ese grado de fluidez necesario:
Una de las claves para poder llevar a cabo esta transformación de las empresas es el acompañamiento a las personas. Para que este paso evolutivo pueda ser concebido y abrazado por ellas como una mejora para sus vidas, a nivel personal y profesional.
Por todo ello es necesario derribar las resistencias naturales que aparecerán ante el cambio de paradigma que requiere de la comprensión por parte del CEO y del responsable de Talento, de esa necesidad de acompañamiento a las personas. Y del compromiso por parte de ambos de llevarlo a cabo, ya sea realizándolo internamente o contando con los servicios de un experto externo a la organización. Por lo que, pasar de una estructura rígida a una estructura móvil, que dotará de mayor flexibilidad a la empresa, puede ser clave en el día a día de toda la organización. Ventajas:
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