Se rumorea que alguien del mundo corporativo ha perdido 50.000 euros en una operación financiera digna de un capítulo de La que se avecina.
Todo empezó con una charla de café sobre “inversiones seguras” que acabó en un grupo de WhatsApp llamado CriptoTiburones. Lo siguiente fue una transferencia, varias promesas de rendimiento astronómico, y una web con tipografía sospechosamente parecida a la de WordArt.