En la planta 4 de un edificio sevillano, el ambiente era tenso. No por una crisis financiera ni por una auditoría sorpresa… sino porque la directora de RRHH había lanzado la frase más temida del día 11:00 a. m.:
“Me ha entrado antojo de cocido madrileño.”
Fue en ese momento en el que su secretaria se echó las manos a la cabeza porque esa declaración no le parecía «ni medio normal» un 23 de junio en Sevilla en plena ola de calor…