En pleno verano, cuando muchos líderes se preparan (o intentan prepararse) para desconectar, el estrés no siempre da tregua. Hablamos con Xeila Fernández CEO y fundadora de Elevare88, sobre los retos que enfrentan los directivos cuando llega el momento de parar. ¿Por qué cuesta tanto desconectar? ¿Qué impacto tiene esto en el CEO y en toda la organización? En este cuestionario, Xeila nos ofrece una mirada profunda —y muy necesaria— sobre el arte de parar para poder avanzar.
¿Por qué muchos líderes sienten más estrés en vacaciones que durante el resto del año?
Muchos líderes experimentan más estrés en vacaciones por la presión de dejar todo controlado y la dificultad de delegar con confianza. El síndrome prevacacional les atrapa entre la exigencia de rendimiento continuo y la necesidad de parar.
¿Qué consecuencias puede tener para un CEO no desconectar adecuadamente en verano?
Un CEO que no desconecta adecuadamente corre el riesgo de sufrir burnout, una epidemia silenciosa que le desconecta de su propia esencia y bienestar. Si un líder se agota, es más difícil que piense con claridad y que encuentre el propósito para acertar en sus decisiones.
¿De qué manera puede afectar esto al resto de una empresa?
Cuando un líder se agota, eso puede provocar un efecto dominó. La motivación de la plantilla se resiente, la cultura organizacional se enfría y la visión de futuro se torna difusa. Un CEO agotado apaga la energía de su equipo y su desconexión se filtra en la empresa dañando la productividad a corto o medio plazo.
¿Qué recomiendas a los directivos que sienten que su mente nunca descansa?
Recomiendo parar, reflexionar y encontrar el foco para integrar estrategia, desarrollo personal y bienestar ejecutivo. Por eso, en Elevare88 ofrecemos espacios diseñados para la introspección y el intercambio de pareceres entre iguales. Esta es la clave para crecer.
En un entorno cada vez más exigente y cambiante, el bienestar del líder no es un lujo, sino una necesidad estratégica. Parar no significa rendirse, sino recargar. Como bien señala Xeila Fernández, la desconexión consciente es una inversión en claridad, propósito y liderazgo efectivo. Este verano, más que nunca, toca hacer una pausa… para seguir avanzando.