El surgimiento de nuevas regulaciones destinadas a acelerar la transición hacia la sostenibilidad está presentando un panorama normativo para el sector inmobiliario en Europa. La creciente presión regulatoria y las expectativas de inversores y usuarios finales está haciendo que los propietarios y gestores de activos sea vean obligados a adaptarse rápidamente, según apunta MVGM, compañía referente europea en Property Management, en su ‘Informe de mercado inmobiliario en Iberia Q4’.
En este contexto, normativas como la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), la Taxonomía de la UE, el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR), la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD), la Directiva de Diligencia Debida en Sostenibilidad Corporativa (CS3D) y los Certificados de Ahorro Energético (CAEs) están definiendo el mercado comercial y residencial.
En el terreno de la sostenibilidad, compañías como MVGM cuentan con certificaciones como BREEAM, LEED Y WELL:
- BREEAM: pone el foco en la eficiencia energética, la gestión del agua, los materiales sostenibles y la reducción de residuos, alineándose con los requisitos de la Taxonomía de la UE y la EPBD.
- LEED: evalúa la eficiencia en materia de energía, el empleo de materiales sostenibles y la calidad del ambiente interior, lo que ayuda a cumplir normativas como el SFDR y la CSRD.
- WELL: se centra en el bienestar y la salud de los ocupantes del edificio, con el fin de promover estándares de calidad de aire, iluminación y confort térmico, lo que contribuye a la dimensión social de ESG.
Cristian Guzmán, director de ESG Europa, explica: “las certificaciones ambientales desempeñan un papel clave para que los activos inmobiliarios sean más atractivos y resilientes ante futuros cambios en el mercado. En un contexto donde la sostenibilidad es cada vez más determinante en las decisiones de inversión, contar con estándares reconocidos de este tipo no solo facilita el cumplimiento normativo, sino que también añade valor tangible a los inmuebles”.
El nuevo entorno regulatorio presenta una serie de desafíos para tener en cuenta dentro del sector inmobiliario. La recopilación y el reporte de datos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) supone un esfuerzo adicional tanto para los propietarios como para los gestores. Además, el objetivo de alcanzar una mayor eficiencia energética también requiere inversiones que pueden ser significativas, aunque los CAEs ofrecen un alivio financiero. Por último, hay que tener en cuenta que la normativa europea en materia de sostenibilidad sigue en fase de desarrollo, por lo que es necesaria una monitorización continua que permita garantizar el cumplimiento.
Sin embargo, estos cambios normativos proporcionan una serie de beneficios para la industria inmobiliaria:
- Mayor atractivo para inversores y arrendatarios: los edificios que cuentan con certificaciones energéticas y sólidos reportes ESG generan más demanda en el mercado.
- Acceso a financiación sostenible: la alineación con normativas como la CSRD y la Taxonomía de la UE facilita el acceso a fondos e incentivos financieros.
- Reducción de costes operativos: la implementación de medidas de eficiencia energética reduce el consumo y, por consiguiente, los gastos de explotación.
- Cumplimiento normativo y ventaja competitiva: estar a la vanguardia permite a las empresas adelantarse a futuras exigencias regulatorias.
“El sector inmobiliario en Europa está en un punto de inflexión. La adopción de estas regulaciones no solo responde a una exigencia normativa, sino que representa una gran oportunidad para mejorar la eficiencia, reducir el impacto ambiental y generar valor a largo plazo para inversores y ocupantes”, concluye Cristian Guzmán.