10 de septiembre de 2025
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El fin de las formaciones que no sirven para nada

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Durante años, la formación corporativa ha seguido un patrón repetido: programas estandarizados, metodologías rígidas y aprendizajes que se diluyen en el día a día. El resultado es claro: mucho presupuesto invertido, poco impacto real. Hoy, la realidad exige un cambio radical. Las organizaciones que aspiran a crecer necesitan diseñar experiencias personalizadas, vivas y alineadas con las necesidades reales de las personas y los equipos. No se trata de formar más, sino de formar mejor. La formación solo tiene sentido cuando transforma.

El problema que nadie quiere nombrar

La paradoja es evidente: invertimos más que nunca en formación, pero logramos menos impacto que nunca. Según LinkedIn Learning 2025, el 70 % de las empresas reconoce que sus programas formativos no generan resultados sostenibles. McKinsey añade que hasta un 43 % de los empleados considera ineficaces las formaciones internas.

impacto programas formativos empresas

El error no está en la intención de aprender, sino en el diseño. Durante demasiado tiempo hemos confiado en modelos de “café para todos”: programas rígidos, contenidos estandarizados y metodologías poco adaptadas al contexto real. Y así, la formación se convierte en una sucesión de horas que no se traducen en cambios.

El cambio de paradigma: aprender en tiempos BANI

Vivimos en un mundo BANI, donde los cambios tecnológicos, la diversidad generacional y la irrupción de la inteligencia artificial están transformando radicalmente la forma en la que aprendemos. Lo que antes funcionaba, hoy ya no basta.

Las organizaciones líderes ya han entendido esta realidad y están redefiniendo su enfoque de aprendizaje. Las tendencias más sólidas apuntan hacia la creación de experiencias más dinámicas, flexibles y personalizadas:

  • Microlearning → contenidos breves, prácticos y diseñados para aplicarse de forma inmediata.
  • Learning in the flow → aprender justo en el momento en que surge la necesidad, integrando la formación en el flujo de trabajo.
  • Adaptive learning → plataformas inteligentes que ajustan los contenidos según el perfil, ritmo y contexto del aprendiz.
  • Skills mapping → identificar brechas de habilidades críticas para diseñar itinerarios de desarrollo de alto impacto.

Todas estas tendencias convergen en un modelo más robusto: el aprendizaje basado en habilidades. Ya no se trata solo de impartir contenidos, sino de mapear, desarrollar y medir las competencias que realmente generan valor para el negocio. Y los datos lo confirman: un estudio de Deloitte (2025) revela que las empresas que aplican este enfoque son un 57 % más ágiles y un 32 % más efectivas a la hora de retener talento.

En un entorno tan cambiante, el reto no es aprender más, sino aprender mejor.

Personalización radical: la clave del impacto

El problema no es formar; el problema es cómo se forma. Los programas estandarizados generan aprendizajes superficiales y de corta duración. Las experiencias personalizadas, en cambio, producen cambios profundos, medibles y sostenibles.

El 80 % de los colaboradores considera que el aprendizaje personalizado es clave para su desarrollo profesional (Research.com, 2025). Esto se traduce en un reto para las organizaciones: escuchar, diagnosticar y cocrear.

impacto personalizacion aprendizaje

En palabras de Alejandro Durán, fundador de Learnability Revolution, empresa experta en el diseño y desarrollo de experiencias formativas:

Cada organización, cada equipo y cada profesional tienen necesidades únicas. Diseñar aprendizaje significativo requiere observar el contexto, entender a las personas y cocrear soluciones que hablen su idioma. Los programas que transforman no nacen de plantillas: nacen de conversaciones.”

La personalización no es un lujo. Es el núcleo del impacto. En un contexto donde la velocidad del cambio y la diversidad de necesidades crecen exponencialmente, apostar por la hiperpersonalización permite diseñar programas formativos y de desarrollo más relevantes, medibles y transferibles. Cuanto más se adapta la formación a la realidad de cada persona, equipo y organización, mayor es la capacidad de generar resultados sostenibles y de conectar el aprendizaje con los objetivos estratégicos del negocio.

La IA y los datos importan: People Analytics como brújula del aprendizaje

En el pasado, diseñábamos programas formativos basándonos en intuiciones y estándares genéricos. Hoy, las empresas más avanzadas integran People Analytics y el potencial de la inteligencia artificial para crear estrategias de aprendizaje altamente personalizadas y totalmente alineadas con los objetivos de negocio. La IA permite analizar datos a gran escala, anticipar necesidades futuras y recomendar rutas de desarrollo ajustadas a cada persona y contexto.

El reto: solo el 5 % de las organizaciones utiliza de forma consistente datos para vincular formación con resultados (Deloitte, 2025). Sin embargo, aquellas que lo hacen multiplican por tres la transferencia del aprendizaje al puesto de trabajo y aceleran su capacidad de adaptación.

impacto formacion puesto trabajo

Los datos permiten:

  • Identificar brechas reales de habilidades con precisión.
  • Diseñar itinerarios formativos adaptados a cada rol y trayectoria.
  • Medir el retorno de la inversión en formación de forma objetiva.

Sin métricas claras, la formación queda en terreno difuso. Con datos e IA, el aprendizaje se convierte en una palanca estratégica para impulsar el desarrollo, la retención del talento y la competitividad organizativa.

Diseñar experiencias, no cursos

Formar no es informar. Formar es transformar. La diferencia entre un curso y una experiencia es la misma que entre asistir y participar.

Las experiencias significativas:

  • Se construyen desde la cocreación con los equipos.
  • Conectan el aprendizaje con el propósito organizativo.
  • Generan contextos vivos donde se combina contenido, reflexión y práctica.

Aquí entran metodologías como el Learning Canvas o las Learnability Quests, diseñadas para conectar necesidades, emociones y objetivos estratégicos.

El rol del facilitador también evoluciona. Ya no es transmisor de conocimiento; es arquitecto de experiencias. Diseña espacios donde el aprendizaje sucede de manera natural, donde las personas conectan entre sí y con los retos de su día a día.

Conclusiones

El futuro de la formación no está en acumular contenidos, sino en generar experiencias que transformen. Los programas formativos que dejan huella son los que conectan necesidades, emociones y objetivos estratégicos.

La formación que no transforma, no sirve. La pregunta ya no es cuánto inviertes en cursos, sino cuánto impactas en las personas y en la organización. Las compañías que comprendan esto no solo aprenderán más rápido: construirán culturas más sólidas, equipos más comprometidos y organizaciones capaces de adaptarse antes que la competencia.

En Learnability Revolution creen que la formación solo tiene sentido cuando conecta personas, contextos, propósito y estrategia. Por eso diseñan experiencias personalizadas y dinámicas, capaces de generar aprendizajes que trascienden el aula y se convierten en comportamientos, decisiones y resultados reales. Si las organizaciones quieren dejar de formar para empezar a impactar, este es el momento de transformar la forma en la que aprenden y se desarrollan.

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