Llega el calor, los calendarios se llenan de «pendiente para septiembre» y las agendas se van vaciando de reuniones poco a poco. El buen tiempo y la subida de temperaturas dificulta la concentración y el desarrollo de tareas exigentes durante muchas horas, y la mente se va poniendo en modo verano y desconexión. Es en este momento cuando las empresas tienen una última oportunidad para conectar de verdad con sus equipos antes de septiembre.
Y no, no hablamos solo de organizar una comida para celebrar la llegada de la jornada intensiva. Es el momento ideal para crear experiencias que generen cohesión, propósito y bienestar emocional.
Zinkgular, consultora especializada en experiencia de empleado, afirma que «un buen evento no es un cierre de curso, sino un gesto de liderazgo que deja huella».
El riesgo invisible: llegar al verano desconectados (emocionalmente)
Según el último Employee Experience Report, el compromiso emocional con el trabajo está descendiendo. El eNPS medio ha bajado 19 puntos en dos años y la sensación de reconocimiento o de pertenencia se diluye cuando se acumula el cansancio, el estrés o la falta de conexión humana.
Aquí es donde los eventos de equipo bien diseñados pueden marcar la diferencia: actúan como un «reconector» emocional, recuperan la identidad compartida y cierran el trimestre con energía positiva.
¿Qué hace diferente a una experiencia de equipo en 2025?
- Impacto emocional > espectáculo puntual. Queremos experiencias que inspiren, no solo que entretengan.
- Sostenibilidad y propósito. Cada vez más empresas apuestan por actividades con sentido (voluntariado, retos en la naturaleza, dinámicas de bienestar).
- Personalización real. El mismo evento no vale para todas las culturas de empresa. La clave está en adaptar tono, duración y objetivos.
- Flexibilidad de formatos. Presencial, online o híbrido. Lo importante es crear una experiencia accesible, coherente y memorable.
Tipos de eventos que funcionan (y por qué)
- Eventos temáticos experienciales. Este tipo de actividades permiten relajarse, divertirse y reforzar el pensamiento estratégico y la complicidad del equipo en un entorno informal. ¿Por qué funciona? Porque sacan al equipo de su contexto habitual y generan una experiencia compartida potente. En un entorno lúdico y distendido, afloran cualidades clave como la estrategia colectiva, la cooperación y la espontaneidad, que difícilmente emergen en una reunión de lunes.
- Retos outdoor y rutas gamificadas. Gymkanas urbanas o en la naturaleza, en las que los equipos deben superar pruebas o acertijos. Fomentan la orientación a resultados, la colaboración y la conexión con el entorno. ¿Por qué funciona? Porque activan la lógica colaborativa desde el cuerpo y el entorno. El simple hecho de caminar juntos, moverse y compartir retos en espacios abiertos reduce la carga mental acumulada y genera vínculos más auténticos. Además, refuerzan la orientación a objetivos de forma divertida.
- Escape rooms virtuales y actividades gamificadas online. Perfectas para equipos deslocalizados o híbridos. Estas dinámicas combinan narrativa, resolución de problemas y trabajo colaborativo sin barreras físicas. ¿Por qué funciona? Porque permiten romper silos desde la pantalla. Aunque el equipo no comparta oficina, puede vivir una narrativa común que active habilidades como la comunicación, la lógica compartida y la confianza remota. También son una excelente herramienta para incluir a todos sin importar su ubicación.
“No se trata de cerrar el trimestre con una anécdota divertida, sino de sembrar cultura y confianza”, apuntan desde Zinkgular.
El evento como espejo de tu cultura
Todo evento es una narrativa. Cuenta algo sobre cómo eres como empresa y sobre lo que valoras. Si solo organizas algo porque “toca”, probablemente eso también se note. Pero si lo haces para escuchar, cuidar y motivar a tu equipo, entonces estarás construyendo mucho más que una experiencia: estarás construyendo una cultura.
Y eso, en plena era del talento escaso y la desconexión digital, es una ventaja competitiva.
¿Qué te llevas si apuestas por un evento bien diseñado?
- Mejora del clima laboral.
- Refuerzo de la identidad de equipo.
- Prevención del burnout y el brownout.
- Conexiones interpersonales más fuertes.
- Sensación de “ser parte de algo”.
En definitiva, antes de que empiecen las vacaciones y de que todos desaparezcan… aún estás a tiempo de hacer algo que marque la diferencia.
No solo para divertiros, sino para recordar por qué trabajáis juntos. Para crear momentos que conecten y dejen huella. Para sembrar septiembre desde junio.
Y para eso, no necesitas más presupuesto. Solo intención. Y partners que lo diseñen contigo.
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