9 de septiembre de 2025

¡Atención!: minería estratégica busca talento en España

miguel-picardo-editorial

¿Dónde nace el futuro? Probablemente pienses que se cocina en laboratorios punteros, en centros de innovación o en las mentes brillantes de ingenieros y científicos. Y sí, ahí se gesta mucho… pero ¿y si te dijera que el futuro también se excava? Porque sin los minerales estratégicos que salen de la tierra, no hay baterías para mover coches eléctricos ni paneles solares que atrapen el sol ni microchips que hagan girar la rueda tecnológica.

Así es: la minería estratégica sostiene hoy gran parte del progreso global. Es la columna vertebral de la transición energética, la movilidad eléctrica, la transformación digital y hasta la defensa. Pero aquí viene la paradoja: este motor también es un punto débil. Muchos minerales esenciales dependen de muy pocos países, como son China o la República Democrática del Congo, lo que introduce riesgos de desabastecimiento y genera tensiones geopolíticas.

En este doble escenario, España tiene una oportunidad única. En nuestro país hay litio, cobalto, níquel, wolframio, tierras raras, estaño, cobre, zinc… minerales cuya demanda no para de crecer. La activación de estos recursos de forma responsable y sostenible permitiría, en primer lugar, reactivar zonas mineras y generar empleo cualificado, además de situar a España como un eslabón clave en la cadena de valor europea al ayudar a reducir la dependencia externa en el suministro de materias primas críticas.

La minería estratégica, vía de dinamización del mercado laboral

El desarrollo de la minería estratégica en España se presenta como vía de dinamización del mercado laboral, especialmente en zonas rurales o afectadas por el declive industrial, por su capacidad para crear empleo en múltiples niveles: directo, indirecto e inducido.

  1. Empleo directo: las minas modernas no son picos y palas, son alta tecnología Necesitan de perfiles técnicos altamente especializados: exploración y prospección, ingeniería de minas, geólogos, químicos, técnicos ambientales y operadores de maquinaria avanzada y técnicos de supervisión y mantenimiento. Una mina de tamaño medio suele generar entre 300 y 1.000 empleos directos durante la fase de construcción (2-3 años) y mantener entre 100 y 500 empleos estables durante la fase de operación (10-20 años).
  2. Empleo indirecto: la minería estratégica genera un efecto arrastre en sectores auxiliares como el transporte, la logística, la construcción o la fabricación de maquinaria. Se estima que por cada empleo directo, se crean entre dos y cuatro empleos indirectos.
  3. Empleo inducido: muchos de los yacimientos estratégicos identificados en España se sitúan en zonas con desempleo estructural y pérdida progresiva de población joven. La implantación de proyectos mineros modernos y sostenibles aumenta el consumo local en servicios como la hostelería, el comercio o la educación y puede devolver vida a zonas con despoblación.

¿Suena bien, verdad? Sí. Pero hay un gran ‘pero’.

El gran reto: el talento

La capacidad de la minería estratégica para convertirse en motor de empleo cualificado y desarrollo industrial en España es real e indiscutible pero no automática. Y sobre ella planean algunos desafíos estructurales que pueden hacer que la oportunidad se diluya antes de materializarse. Uno de ellos está directamente relacionado con el talento. El despliegue de este sector requiere de una base sólida de capital humano que hoy por hoy no está garantizada:

  • Las estimaciones apuntan a más de 70.000 puestos vacantes en minería en Europa para 2030.
  • Hoy día, la edad media del personal minero en España supera los 47 años
  • Y el número de centros universitarios con grado en Ingeniería de Minas activo se ha reducido a apenas cuatro o cinco, a pesar de que la tasa de empleo entre los egresados es alta (+ del 90%).

Por si esto fuera poco, el nivel de complejidad técnica que requiere el sector se ha elevado. La minería actual ya no es solo excavación, sino que requiere especialización técnica, capacidades para operar en un entorno regulado, socialmente sensible y tecnológicamente avanzado, y conocimientos sobre geopolítica y economía circular, lo que dificulta aún más cubrir las necesidades de talento.

Para salvar todos estos desafíos urge armar una estrategia clara de atracción, formación y fidelización. El momento de actuar es ahora porque el talento es el recurso más escaso… y el más estratégico; sin él el futuro de oportunidad se diluirá. ¿Qué podemos hacer para no perder el tren?

Palancas para no perder el tren de la oportunidad

  • Formación especializada: Impulsar una formación profesional dual especializada y nuevos grados/masters orientados a minería verde, transición energética, y reciclaje…
  • Alianza universidad empresa: Fomentar una colaboración universidad-empresa para alinear los contenidos formativos con las necesidades reales de las compañías mineras.
  • Reconversión profesional: Incentivar a su vez los programas de reconversión profesional para trabajadores procedentes de otros sectores como, por ejemplo, la energía fósil o la automoción, y el upskilling de los profesionales del sector (en instrumentación, logística, seguridad minera, etc).
  • Atraer talento internacional: Mientras se consolida un ecosistema de formación propio en España, hace falta atraer talento de otros países para poder atender las necesidades más urgentes. Por ejemplo, desde Latinoamérica, donde existe enorme experiencia en el sector minero y donde, además, la afinidad cultural e idioma compartido posicionan a España en un destino muy atractivo para estos profesionales.
  • Desarrollo y propósito: El compromiso por la estabilidad en el empleo, las condiciones dignas, el desarrollo profesional y la apuesta por proyectos con propósito son vía imprescindible para fidelizar talento.
  • Rebranding del sector: La minería del siglo XXI puede ser un imán de talento si se presenta como lo que es: una industria innovadora y con futuro. Si no conseguimos derribar los prejuicios que pesan sobre ella y actualizar su posicionamiento, no inspiraremos vocaciones y no atraeremos a los jóvenes que la pueden transformar.

En conclusión, el sector minero puede ser un motor de competitividad, innovación y cohesión territorial excepcional para España, pero su potencial no solo depende del acceso al mineral o a la inversión, sino que está directamente vinculado con el talento. Sin capacidad para atraer, formar y fidelizarlo, la minería verde y digital será inviable y la oportunidad se quedará bajo tierra.

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