29 de julio de 2025

IA y trabajo

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa de futuro para convertirse en una realidad cotidiana. En mi día a día veo cómo, desde asistentes virtuales hasta algoritmos de selección de personal para la toma de decisiones, la IA ya forma parte integral del entorno laboral. Pero me pregunto: ¿cómo está impactando realmente en nuestras organizaciones?

Más allá del debate sobre cuál es el prompt más efectivo —una conversación que cada vez es más habitual en los equipos—, lo cierto es que la adopción de estas tecnologías no para de crecer. Según un informe de InfoJobs de noviembre de 2024, 1 de cada 3 personas ya utiliza inteligencia artificial en su entorno profesional. 

Lo positivo: eficiencia, innovación y personalización

Algunos de los beneficios más claros de la IA en el trabajo son:

  • Automatización de tareas repetitivas: La IA libera tiempo y recursos para enfocarnos en labores de mayor valor añadido. Entre quienes usan IA, el 90% asegura que les ahorra tiempo, el 85% dice que les ayuda a concentrarse en su trabajo más importante, y el 84% afirma que les permite ser más creativos.
  • Mejora en la toma de decisiones: Gracias a la IA podemos analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real, detectar patrones, identificar oportunidades y anticipar riesgos. Esto no solo agiliza procesos estratégicos, sino que mejora la precisión en la toma de decisiones, permitiendo responder con rapidez y eficacia a los cambios del entorno.
  • Optimización de selección y desarrollo de talento: He visto cómo las plataformas con IA ayudan a reducir sesgos, analizar competencias y diseñar itinerarios formativos personalizados. Un informe de McKinsey señala que las empresas que usan IA en selección han logrado reducir en un 70% el tiempo para contratar, con ahorros significativos.
  • Asistencia continua: Los chatbots y asistentes virtuales ofrecen soporte constante a empleados y clientes, incluso fuera del horario laboral. Estas herramientas mejoran la experiencia de usuario y alivian la carga operativa sin perder calidad en el servicio.

Lo negativo: deshumanización, sesgos y desigualdades

Sin embargo, el impacto de la IA no es solo positivo. Existen riesgos que deben abordarse con responsabilidad:

  • Pérdida de empleos o transformación acelerada de roles: La inteligencia artificial está impactando especialmente en áreas como administración, análisis de datos o diseño gráfico. Según un informe del Foro Económico Mundial, el 41 % de los empleadores prevé reducir su plantilla a medida que la automatización por IA sustituye tareas rutinarias.
  • Riesgo de sesgos en algoritmos: Si los datos con los que se entrena una IA están sesgados, las decisiones que tome también lo estarán. Aun así, de acuerdo con el Observatorio de Recursos Humanas el 61,7 % de los profesionales de RR.HH. desconoce cómo influyen esos sesgos en el funcionamiento de la inteligencia artificial, y un 59,8 % no sabe cómo pueden afectar los resultados de un proceso de selección automatizado.
  • Desconexión humana: La automatización excesiva puede reducir la interacción personal, lo que impacta negativamente en la cohesión de los equipos y en la experiencia del empleado. Pero ¿cuál será el impacto psicológico del uso creciente de la IA en el entorno laboral?

Según un artículo de Financial Times, interactuar con robots o sistemas automatizados puede tener efectos negativos sobre el bienestar de los empleados, al generar sentimientos de aislamiento, vigilancia constante y pérdida de propósito en el trabajo.

  • Brecha de habilidades: La rápida adopción de la inteligencia artificial está generando una brecha de habilidades que podría dejar atrás a muchos profesionales sin formación digital adecuada. El Foro Económico Mundial, explica que el 40 % de la fuerza laboral global necesitará adquirir nuevas competencias en los próximos tres años para adaptarse a los cambios impulsados por la IA. Desde Recursos Humanos tenemos una posición estratégica para garantizar que la IA se use de forma ética, equilibrada y centrada en el bienestar de las personas. Para ello, debemos:
  • Formar a los equipos en competencias digitales y pensamiento crítico.
  • Evaluar las herramientas de IA desde una perspectiva ética y de diversidad.
  • Acompañar el cambio con liderazgo humano y empático.
  • Garantizar la transparencia en los procesos impulsados por IA.

Un cambio que llegó para quedarse

Estoy convencida de que la inteligencia artificial no va a sustituir a las personas, pero sí cambiará cómo y qué tipo de trabajo hacemos. La clave está en encontrar el equilibrio entre tecnología y humanidad, y en eso, RR.HH. tiene mucho que aportar.

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