Durante la última década, he sido testigo directo de la profunda transformación que atraviesa el sector logístico. Sin embargo, en los últimos años, la palabra “transformación” ha dado paso a otra mucho menos alentadora: “crisis”. Y no se trata de una crisis coyuntural, sino de una estructural, que amenaza con poner en jaque la competitividad y la sostenibilidad de uno de los motores económicos de nuestro país.
Un reciente estudio de Manpower lo deja claro: el 84% de las compañías de logística, transporte y automoción en España declara tener serias dificultades para cubrir los perfiles que necesita. Esta cifra, lejos de ser un dato aislado, es el reflejo de una realidad que vivimos a diario en las empresas. Encontrar talento cualificado se ha convertido en una auténtica odisea, especialmente en posiciones clave como conductores, técnicos de mantenimiento, especialistas en gestión de almacenes o perfiles tecnológicos vinculados a la digitalización de la cadena de suministro.
La escasez de operarios logísticos y conductores profesionales es, quizá, el síntoma más visible de este problema. De hecho, son de los empleos más solicitados en España, según el SEPE. El sector estima que España necesita más de 20.000 conductores para cubrir la demanda actual, una cifra que no deja de crecer.
Se suma el envejecimiento de la plantilla que representan los operarios y conductores, el cual es alarmante: solo el 12% de los empleados del sector tiene menos de 30 años, de acuerdo con Manpower. Por tanto, la falta de relevo generacional es una bomba de relojería que amenaza con estallar en cualquier momento. Y si a esto le sumamos que solo un 23% de la fuerza laboral en logística está compuesta por mujeres, el panorama se complica aún más. La diversidad, lejos de ser una realidad, sigue siendo una asignatura pendiente.
Un sector poco atractivo que no ha dado con la tecla
Las causas de esta crisis son múltiples y complejas. Por un lado, la percepción social del sector sigue anclada en estereotipos del pasado. Muchos jóvenes ven la logística y el transporte como profesiones poco atractivas, duras y con escasas oportunidades de desarrollo. Nada más lejos de la realidad. Hoy, la logística es sinónimo de innovación, tecnología y oportunidades de crecimiento profesional. Pero ese mensaje no está llegando con la fuerza necesaria a las nuevas generaciones.
Por otro lado, la formación sigue siendo uno de los grandes retos. La patronal UNO Logística ha pedido al Gobierno que impulse planes eficaces de educación, con especial foco en la Formación Profesional Dual. Y no puedo estar más de acuerdo. La FP Dual es, sin duda, una de las mejores herramientas para conectar el mundo educativo con las necesidades reales de las empresas. Necesitamos que los jóvenes salgan preparados para afrontar los desafíos de un sector en constante evolución, y eso solo se consigue con una formación práctica, actualizada y alineada con la realidad del mercado.
Además, la movilidad de talento hacia otros países europeos, donde las condiciones laborales y salariales pueden resultar más atractivas, pone de manifiesto la necesidad de seguir mejorando el entorno profesional en España. Las empresas españolas deben aprovechar este contexto para reforzar su propuesta de valor, apostando por incentivos, reconocimiento y desarrollo profesional. Atraer y fidelizar a los mejores profesionales es clave para potenciar nuestra competitividad y asegurar un futuro sólido para el sector.
La solución a esta crisis no es sencilla, pero pasa necesariamente por una acción conjunta de todos los actores implicados: empresas, administraciones públicas, centros educativos y la propia sociedad. Es fundamental dignificar la imagen del sector, mostrar su verdadera cara: la de un ámbito dinámico, esencial para el funcionamiento de la economía y lleno de oportunidades para quienes decidan apostar por él.
Para quienes trabajamos en recursos humanos, es un reto constante de cada día, atraer y fidelizar talento, apostando por la formación continua, la igualdad de oportunidades y la innovación. Pero somos conscientes de que el esfuerzo individual no es suficiente. Necesitamos políticas públicas ambiciosas, que incentiven la contratación de talento joven, así como una apuesta decidida por la FP Dual como vía de acceso al empleo de calidad.
El sector de la logística, el transporte y la automoción tiene una gran oportunidad para atraer y desarrollar el mejor talento. Nuestra economía, nuestra competitividad y nuestro futuro dependen de ello. Es hora de actuar, de romper barreras y de construir un sector más atractivo, inclusivo y preparado para los retos del mañana.