Es noviembre, el clima es propio de una mañana lluviosa y gris, Andrea se sienta en su escritorio con una taza de café caliente entre las manos, empezando la meditación del día mientras disfruta del momento, su café regula la temperatura de sus manos, hoy le ha tocado el de etiopía, la espuma de la nata desprende un aroma dulce, con notas frutales y florales, el primer sorbo es el mejor, con el que alinea su respiración y siente un oasis de paz mental entre tanto ruido.
De repente suena una notificación de Teams, sus ojos cansados y junto a su agotamiento incesable, revisan la pantalla del ordenador, llena de hojas de cálculo interminables y correos electrónicos sin responder.
Andrea trabaja en el departamento de Recursos Humanos de una empresa que parece haberse quedado atrapada en el pasado, reacia a abrazar la transformación digital que tantas otras compañías ya han adoptado desde hace varios años.
Andrea siempre ha sido una persona apasionada por su trabajo, pero en los últimos meses, la carga de tareas repetitivas y la falta de herramientas eficientes la han sumido en una espiral de agotamiento, se siente cansada cuando suena el despertador cada mañana, olvida notas importantes y la reunionitis la desespera, tiene demasiados datos que revisar en las hojas de cálculo. Sus colegas también sienten el peso de los procesos obsoletos y, aunque Andrea desea un cambio, ellos muestran un rechazo profundo a todo lo nuevo que se propone, ¿será por miedo a quedarse sin trabajo? Ella piensa, tal vez, deberíamos explicarles adecuadamente que la digitalización nos ayuda a ser más productivos y podemos dedicarle tiempo a proyectos que dejamos atrás.
A pesar de que todas las áreas de la empresa solicita urgente una transformación digital, el departamento de RR.HH. se niega a cambiar sus procesos y herramientas.
Esto deriva en un aumento de estrés acumulado, pasando factura a varios empleados, entre ellos Andrea, quien lleva ya casi un año experimentando problemas digestivos graves, por lo que su médico le recomienda tomar una baja laboral para recuperarse y mejorar su salud mental, la desencadenante del problema. Tras casi dos meses, Andrea ya está mejor, ha empezado terapia y bajar el ritmo ha facilitado la desinflamación de su estómago, ¡ya puede comer y volver a ser feliz!.
Al volver a la oficina, las cosas no mejoraron. Andrea se encuentra con un ambiente hostil; sus compañeros no se molestan en hacerle el traspaso de tareas ni en actualizarla sobre lo que ha ido sucedido en su ausencia, ¿qué ocurre? ¿por qué me tratan así? ¿será que han aprobado mi propuesta para la transformación digital? ella piensa. Sus jefes, siempre están ocupados, no tienen tiempo para atenderla y le dicen que siga trabajando como hasta ahora, aduciendo que es una gran trabajadora y que les alegra enormemente su regreso y mejor estado de salud.
Tras dos meses, la situación se vuelve insostenible para Andrea. El estrés y la carga de trabajo para revisar datos desvirtuados, no mejoran, y sin el apoyo de su equipo ni el de sus jefes, toma la difícil decisión de dejar la empresa. Aunque le duele profundamente, sabe que su salud y bienestar deben ser su prioridad.
Tres días antes de su partida, Andrea recibe una llamada inesperada. Es Javier, el director técnico de la empresa. Le cuenta que, lleva varios meses cocinando lo que ella más desea, la compañía ha decidido implementar un software ERP para la gestión de Recursos Humanos y Responsabilidad Social Corporativa (RSC), y quiere que Andrea forme parte del proyecto. Saben que no será fácil, pero confían en su capacidad para liderar el cambio.
Andrea, ya ha finalizado su relación laboral, no obstante, se toma unos días para reflexionar. Recuerda el estrés y las dificultades que ha enfrentado, pero también piensa en la oportunidad de transformar la empresa y mejorar las condiciones laborales para todos, en especial, para los compañeros que analizan datos y trabajan la información financiera y no financiera de la compañía. Con la convicción de que esta vez podría marcar una diferencia real, decide aceptar el reto.
Seis meses después, cuando ya se inicia el proyecto de transformación digital, Andrea regresa a la empresa, esta vez, como freelance, para manejar su horario y en caso de necesitar desconectar, hacerlo de inmediato. El regreso no fue sencillo, ha tenido que enfrentarse a la desconfianza y resistencia iniciales de algunos empleados, entre ellos su anterior equipo, no obstante su dedicación y empatía generó el comienzo hacia el cambio del clima laboral. Implementó un programa de formación integral para que todos pudieran adaptarse al nuevo sistema, y dedicó tiempo a escuchar y apoyar a quienes más lo necesitaban.
Poco a poco, la transformación digital empezó a mostrar sus frutos. La productividad aumentó, y los empleados comenzaron a valorar las nuevas herramientas que les permitían enfocarse en tareas de mayor valor. Andrea también pudo implementar iniciativas de bienestar y responsabilidad social que mejoran el ambiente laboral y aumentan el compromiso de los empleados.
Un día, mientras revisaba los datos de desempeño, Andrea recibió un mensaje de Carmen, una de sus compañeras que había sido inicialmente escéptica. Carmen le agradeció por no haber abandonado su misión y por liderar el cambio con tanto compromiso y empatía. La empresa había comenzado a prosperar de nuevo, y Andrea sentía una profunda satisfacción al ver los resultados de su esfuerzo.
En una friolera mañana de diciembre, Andrea se sentaba en su escritorio con una taza de café caliente entre las manos, pero esta vez, sus ojos no reflejaban cansancio, sino satisfacción y esperanza. La revolución digital había transformado no solo la forma en que trabajaban, sino también la manera en que se relacionaban y se cuidaban unos a otros.
El viaje había sido largo y lleno de desafíos, pero Andrea sabía que había valido la pena cada esfuerzo. Había contribuido a crear un entorno donde cada empleado podía florecer y alcanzar su máximo potencial. Y así, en un rincón de la oficina, rodeada de datos y pantallas, Andrea encontró el propósito y la felicidad en un mundo digital.