¿Cuándo dejamos de hablar de filantropía para hablar de sostenibilidad social?
No puede entenderse la historia del tercer sector en España sin entender cómo ha cambiado el paradigma empresarial en cuanto a compromiso y acción social.
Fundación Integra nació en el año 2001. Puse en marcha la Fundación porque, aunque era una época de pleno empleo en España, todavía había personas que se quedaban fuera del mercado laboral. Personas para las que la exclusión social era una barrera insalvable que les mantenía alejados de un puesto de trabajo, y por tanto, de una vida independiente y activa dentro de la sociedad española.
En aquel momento, el motor del tercer sector y de las entidades que buscábamos trabajar en el ámbito social, era la filantropía. Nos movía la justicia social y la persona, digna en sí misma. Era la persona, como centro de nuestra actuación, a la que nos debíamos, y a la que aún hoy nos debemos.
¿Qué movía a las empresas para colaborar con entidades sociales en el 2.000?
En los años 2.000, la Responsabilidad Social Corporativa era una realidad nada arraigada aún en nuestro país. El compromiso empresarial en aquel momento se movía por los patrocinios culturales y las donaciones caritativas a entidades que necesitaban fondos privados para subsistir. Las empresas sí entendían su rol social, pero no lo promovían con su implicación directa. Su filantropía en aquel momento se basaba en su papel de financiadores. Pero sin duda, en poco tiempo tendrían otro papel muy distinto.
En este panorama, propuse a 9 grandes empresarios españoles de que se convirtieran en patronos de esta nueva Fundación que nacía para ayudar a personas en exclusión social y con discapacidad a retomar las riendas de su vida a través de su integración laboral. No solo les pedía su apoyo económico, sino su compromiso e implicación. Les pedíamos que ese año contrataran en sus empresas a 2 personas en exclusión, con pasados marcados por la cárcel, las drogas, la calle o la violencia.
Fue por su parte un salto de fe y una apuesta movida por su inquietud social individual. Con los años, lo que comenzó siendo una petición que complicaba la vida a los departamentos de RRHH, terminó por convertirse en uno de los pilares fundamentales de sus estrategias de sostenibilidad y políticas de inclusión.
Hoy hay empresas colaboradoras de la Fundación contratando en sus plantillas a más de 300 personas en exclusión social al año. La experiencia positiva integrando a estas personas fue consolidando este modelo de inclusión laboral que en su momento era muy innovador.
En 2024 integramos en 75 empresas colaboradoras a 1.800 personas en exclusión social y este 2025 serán 2.000.
Las empresas han visto que la inclusión laboral de personas en situación de vulnerabilidad no solo es un acto de justicia social sino, una petición estricta de sus grupos de interés y una inversión social rentable para la compañía.
Y así la filantropía fue moviéndose a través de los años. Y lo hizo en vehículos que cambiaban de nombre, pero no de esencia: Responsabilidad Social Corporativa, Objetivos de Desarrollo del Milenio, Estrategias de sostenibilidad Social, compromisos ESG… Marcos de referencia que engloban acciones empresariales de diversa índole a nivel social, pero que mantienen en su centro a la persona y la atención a sus problemáticas, como la exclusión.
En este sentido, los marcos de referencia potencian el rol social de las empresas como generadores de empleo. Y lo hacen bajo el paraguas de la generación y la medición del impacto social que generan. Algo que se ha convertido en una demanda de los empleados, clientes, proveedores, accionistas…
Ya no vale con hacer; también hay que medir. Las entidades del tercer sector hemos entendido que para alinearnos con las empresas y sus inquietudes, debemos hablar su lenguaje. Tenemos que ser capaces de medir el impacto social generado juntos, en los mismos términos que las empresas reportan para dar seguimiento a sus estrategias y políticas de sostenibilidad.
Fundación Integra ha desarrollado un Modelo Propio de Medición de Impacto social. Basándonos en la metodología SROI, ayudamos a las empresas a desarrollar su huella social midiendo el impacto de su acción con nosotros. Concluimos que 1 euro invertido en Fundación Integra, supone un retorno a la sociedad de 9 euros. El modelo considera además el doble enfoque del impacto y el retorno financiero del empleo socialmente responsable.
Desde 2001, la Fundación ha facilitado más de 25.000 puestos de trabajo a personas que gracias a un empleo han empezado una nueva vida junto a sus familias y lejos de la exclusión social.
Con el mismo concepto filantrópico que movió la creación de nuestra Fundación, hemos ido avanzando y creciendo de la mano de las empresas, forjando alianzas en las que la empresa no es un mero financiador, si no un motor real que promueve la sostenibilidad social desde dentro.