María se ha despertado a las 5:00 de la mañana para ir a trabajar. Normalmente lo hace a las 6, pero hoy no ha podido pegar ojo.
Es la primera vez que le hacen la evaluación del desempeño y, aunque cree que está cumpliendo los objetivos marcados, le han despedido tantas veces que ya no se fía. Los Recursos Humanos le parecen un fraude: “nos tratan como recursos, igual que a una fotocopiadora cuando se estropea, no escuchan nuestras necesidades humanas”
Lleva varios días durmiendo fatal porque se atormenta pensando en el resultado de la entrevista “¿Cómo voy a sacar adelante a mi bebé de 1 año y medio? Al fin y al cabo, solo llevo unos cuantos meses y mi despido sería muy barato. Y con la indemnización, tendría para poco tiempo. ¿Quién me va a contratar ahora?”
Está tan nerviosa que se le cae el café y en cualquier momento, va a romper a llorar. Ni siquiera se ha dado cuenta de que desde la otra punta de la sala se ha levantado Juan para ayudarla. ¿No podía haber sido cualquier otra persona?
Le ofrece su pañuelo de tela para limpiarse y le dice:
-Sé que falta más de una hora para la entrevista, pero he decidido ¿Te parece bien?
-¿Cómo? ¿Ya?
-¿Por qué no? Cuanto antes la tengas, antes dejarás de ¿Me acompañas?
La cara de María es una película de terror. La ropa apesta a café y le tiemblan tanto las piernas que casi se cae por el pasillo.
De camino a su mesa, Juan se detiene en la máquina de café.
-¿Solo?
-¿Eh? ¿Disculpe? – susurra María sin apenas voz.
-Me refiero a si tomas el café solo, o lo prefieres con leche.
-Ah, con leche, pero ya no tengo ganas.
Juan se da la vuelta, coge un vaso y pulsa el botón de inicio.
-¿Azúcar?
-Ehhhh, vale, muchas gracias.
María no entiende nada, pero sin saber por qué, se encuentra un poco más tranquila. Nada más sentarse, Juan saca su móvil, se lo acerca y le dice:
-¿Vives muy lejos? ¿Hay alguien en casa?
-¿Cómo dice?
-Si quieres, llama a quien necesites para que te traiga ropa Si vives muy lejos o nadie te puede ayudar, buscamos otra solución, no te preocupes.
-No, no, de verdad, estoy bien
-Como Yo me sentiría muy incómodo si tuviera la ropa manchada de café. Y mi principal objetivo es que tú estés a gusto aquí, así que tómate el tiempo que necesites y cuando estés, me avisas.
Sin salir de su asombro, María llama a su madre y al colgar le confiesa a Juan:
-Muchas gracias por todo, ya estoy más Jamás me habían tratado tan bien en un trabajo.
-Me alegro de que estés Aunque me entristece que tus experiencias anteriores no hayan sido positivas. Intuyo que eso explica que estuvieras tan nerviosa.
-Sí, la verdad es que me daba pánico que esta reunión fuera para despedirme
-¿Despedirte? ¿Por qué?
-No sé, pero solo podía pensar cómo saldría adelante sin trabajo y con un bebé
-Puedes estar tranquila. Aquí, no nos preocupamos por los problemas, sino que nos ocupamos de solucionarlos y de que las personas estén lo mejor Por cierto, ¿Cómo se llama tu bebé y qué tiempo tiene?
-Alma, tiene 18 meses.
-Me encanta ese nombre. Háblame más de ella.
-Pues, en general, es bastante buena, pero por las noches no duerme muy bien. Se despierta mucho para tomar pecho.
-Admiro a las madres como tú, trabajadoras y dispuestas a sacrificar su descanso y su vida por sus hijos. Estoy seguro de que Alma estará muy feliz contigo. ¡Enhorabuena y disfrútala todo lo que puedas!
La cara de María se ha iluminado por completo y ahora tampoco es capaz de mirar a los ojos de Juan, pero por otras razones totalmente diferentes.
- ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre, María?
- La verdad es que no tengo mucho, pero me encanta pasear con Alma, y también cocinar.
- ¿Ah sí? ¿Y cuál es tu receta favorita?
- La ensalada con piña y aguacate, y el salmón con nata y champiñones.
- Interesante… ¿Sabes? La comida que nos gusta dice mucho de nosotros. En tu caso, la piña me indica que eres creativa, el aguacate que te gusta comer sano, el salmón que a veces sientes que vas contracorriente, y la nata y los champiñones, que eres tan generosa que disimulas tus problemas para que los demás no sufran. ¿Me equivoco?
María se ha quedado boquiabierta una vez más. Solo es capaz de mover su cabeza para asentir, ya que Juan ha acertado absolutamente todo. ¿Cómo es posible?
Y Juan termina:
-Pues María, con esta información tengo más que Personas como tú son las que queremos en nuestra empresa. Nos gusta cuidar a nuestros empleados, y está claro que está siendo recíproco por tu parte. Estamos abiertos a la diversidad y nos encanta la gente que se atreve con la piña o que van un poco contracorriente como el salmón, así que estaremos encantados de escuchar tus sugerencias cuando te surjan. Solo una cosa más: confía más en ti misma, porque tienes todos los ingredientes que buscamos: amor para dar y regalar, mucha luz que aportar, y por si fuera poco, talento y profesionalidad. Todo eso, al menos aquí, siempre es bienvenido. En cualquier caso, estoy a tu disposición para cualquier cosa que necesites, por descabellada que te parezca. Si está en nuestras manos, haremos que sea posible. Gracias por ser como eres y no dejes que el miedo o los nervios te paralicen. Ah, y se me olvidaba, ya que tu madre viene a traerte la ropa, tienes media hora más de descanso para comer con ella. ¡Feliz día!