En tiempos de trabajo a distancia, la incorporación y la inducción de nuevos colaboradores en un equipo implica una batería de nuevos desafíos: cómo afrontarlos exitosamente.
La inducción de personal en tiempos de trabajo remoto presenta nuevos desafíos y, al mismo tiempo, oportunidades inéditas. Históricamente, el proceso de onboarding se disparaba cada vez que ingresaba un nuevo colaborador, con el objetivo de que pueda conocer la cultura organizacional y comprender los distintos aspectos de sus funciones y responsabilidades. En ese camino, se le brindaba la información y las herramientas necesarias para acelerar el proceso, disminuir la curva de aprendizaje y propiciar que empiece a agregar valor desde su rol con la mayor celeridad posible.
De cierta manera, la forma de lograr todo eso era tener a quien ingresaba al lado, mirando, escuchando y sintiendo todo lo que pasaba en relación a su función. Eso se perdió como consecuencia de la explosión del trabajo remoto y de la consolidación de los equipos altamente distribuidos, del que forman parte personas que viven en distintos rincones del mundo y que no tienen la posibilidad física de acercarse a la oficina.
Datos de la consultora Gallup anteriores a la pandemia habían estimado que apenas el 12% de los trabajadores puntuaba de manera positiva su proceso de inducción (cuando aún era más sencillo debido a la presencialidad), mientras que Brandon Hall Group había estimado que un buen onboarding mejoraba la perspectiva de retención en un 82%.
En este contexto, se pueden enumerar cuatro claves para lograr un onboarding exitoso a la distancia.
La escasez de talento con habilidades digitales, sumado al fenómeno de The Great Resignation, por el cual mucha gente abandona su trabajo buscando mejores condiciones o mayor bienestar, hacen que un buen onboarding en estos tiempos de equipos súper distribuidos sea aún más importante.
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