Recursos humanos se enfrenta, con la transformación digital, a uno de los mayores retos de la historia, porque a diferencia de evoluciones pasadas, lo que se precisa ahora es un cambio de cultura, de visión y hasta de concepción. Gestionar a las personas en la era digital, exige desarrollar una política lo más individualizada y personalizada posible. Exige, compartir y analizar y, necesariamente, exige apoyarse en la tecnología para hacer posible el cambio. Eso sí, la tecnología debe ser el vehículo, pero en ningún caso, el destino.
La tecnología que ya se utiliza en el entorno de los recursos humanos es hoy integradora y apuesta por la flexibilidad para dotar a todos los empleados de más visibilidad dentro del conjunto global del negocio, impulsar su participación en los procesos corporativos y, en general, mejorar sus experiencias en el entorno laboral.
Cezanne HR es un ejemplo de ello. Un modelo de solución en la nube, que conecta a empleados estén donde estén y que permite centralizar la información, no solo para facilitar la gestión de las personas sino para proporcionarles -a partir de los datos que ellas mismas generan- las herramientas necesarias para hacer bien su trabajo, incluso, para mejorar sus capacidades.
Pero ni la tecnología, ni siquiera el uso de la misma, es lo que determinará el nivel de digitalización de una organización. Será más bien, la capacidad que muestren sus empleados y, también, su equipo de dirección, para asumir los cambios, para implementar nuevos modelos de relación, y nuevas estrategias de negocio basadas en el aquí y ahora, los que actuarán como indicativos digitales más fiables.
Ahora bien, todo ese nuevo contexto, deberá acompañarse de las habilidades, capacidades o competencias digitales necesarias para dar respuesta -en tiempo y forma- a esos nuevos requerimientos que impone el mundo digital. Por lo tanto, la formación será un elemento distintivo en el tránsito hacia la digitalización de las empresas.
Por otro lado, la gestión del talento será una responsabilidad compartida, su gestión dejará de ser exclusiva del entorno HR porque la tecnología facilita el intercambio fluido de información y hace que la toma de decisiones sea más flexible y, por supuesto, más sencilla. También más participativa. Los empleados empiezan a ser parte activa en determinados procesos y eso, repercute, de manera positiva en la relación entre empresa y trabajadores.
Y, finalmente, recursos humanos espera que la transformación digital, impulse la innovación porque, aquellas empresas que se dejen arrastrar por la digitalización y que no sean innovadores o que no estén dispuestas a impulsar cambios verdaderamente sustanciales en sus procesos, a través de la tecnología y que no integren a todas y cada una de las personas que forman parte de ella, esas empresas, no sobrevivirán a la transformación.
Por lo tanto, en la digitalización de los recursos humanos deberá primar la tecnología como herramienta, la comunicación y el intercambio de información como vehículo, la colaboración como estrategia y la formación como aliado.
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