No hay barreras en la internacionalización

El inglés es considerado actualmente el idioma más importante a nivel mundial, ya sea para aquellos que lo hablan como lengua materna, o para aquellos que lo aprenden como segundo idioma. Otras lenguas como el español o el chino también aglutinan una cantidad muy importante de hablantes, pero el inglés es el nexo de unión indiscutible de todas ellas. Se trata de la conexión necesaria para que las relaciones entre diferentes regiones sean exitosas. 

Gracias a la globalización, el inglés ha dejado de pertenecer a un único país, y esto es motivo más que suficiente para entender que sea un requisito fundamental a la hora de encontrar un trabajo. Pero no sólo eso, también se convierte en un aspecto fundamental cuando viajamos, cuando queremos ampliar nuestra formación, o simplemente cuando tratamos de entender a los millones de angloparlantes que habitan por todo el mundo. 

A través del consumo cultural (películas, series, música) y también desde ámbitos políticos, diplomáticos o económicos, el inglés ha ido avanzando sobre las lenguas nativas de cada país, ocupando desde pequeños lugares con palabras coloquiales o circunstanciales, hasta permitir que se adopten modismos, frases y conceptos abstractos incluso en lugares donde la población no habla ni domina por completo el inglés. Entre los que sí lo dominan, Filipinas es un claro ejemplo de la integración del inglés como lengua oficial. No sólo se utiliza en la vida cotidiana, sino que además los programas de televisión se emiten en inglés. Además, desde primaria hasta el nivel universitario se imparte en inglés, lo cual garantiza un completo dominio de la lengua.

Otro de los países que integran el inglés como elemento fundamental de aprendizaje es Lituania. Para conseguir un buen trabajo, los lituanos tienen la obligación de aprender inglés durante la educación secundaria.

El problema viene cuando el inglés avanza sobre lenguas nativas de una forma mucho más lenta. En el caso de España, no fue hasta hace algo más de 15 años que comenzaron a proliferar los colegios bilingües, y que la necesidad de aprender el idioma se hizo notar por medio de relaciones comerciales, acuerdos internacionales y, en definitiva, por la incipiente internacionalización. La generación de una persona que hoy tiene la edad de 40, 50 años, no aprendió inglés en el colegio, y en muchos casos tampoco lo necesitó para trabajar. El paradigma ha cambiado por completo, ahora es habitual encontrarse con empresarios de mediana edad que necesitan aprender inglés desde niveles muy básicos y que, como es natural, supone un gran reto para ellos.

Pero no sólo eso, la realidad es que en nuestro país aún hay muchos jóvenes que necesitan perfeccionar su nivel de inglés para poder aspirar a la mayoría de puestos de trabajo. Hace no tantos años, la posibilidad de formar a un hijo en un colegio bilingüe era prácticamente impensable para una familia de economía media. No existían colegios públicos ni concertados bilingües; de hecho, con suerte había uno o dos por ciudad. Las consecuencias de aquellas decisiones se reflejan en la actualidad. 

Llevamos años retrasando el momento, y por fin parece que de una vez por todas nos hemos dado cuenta de lo importante que es derribar las barreras que nos marca la falta de dominio del inglés.

El tiempo y el dinero son dos de los principales factores que dificultan el aprendizaje tanto de jóvenes como de adultos.

Hay opciones, como tenemos en Engoo, para dar solución al aprendizaje del inglés, o los que incluso tienen que empezar desde cero. ¿Cómo lo hacemos? A través de una metodología que se basa en el aprendizaje online mediante la llamada “curva del olvido”, que consiste en un sistema de repetición espaciada empleando 25 minutos diarios. Con una disponibilidad de 24 horas al día y profesores de diferentes nacionalidades (filipinos y lituanos se mezclan con británicos y americanos). Además, la barrera de la diferencia horaria no supone un problema.

Creemos en las oportunidades y queremos que todo el mundo tenga la suya… porque la globalización, que tantos beneficios y progresos nos ha traído, no debería de suponer una barrera, sino todo lo contrario.