Resulta verdaderamente sorprendente la dificultad que tienen los desempleados de más de 50 años –y entre ellos numerosos directivos- para acceder a ciertos puestos de trabajo, cuando precisamente los que deciden el límite de edad de contratación son otros directivos de esas mismas edades. Uno se pregunta, ¿será que son conscientes de su propia incapacidad, y por eso piensan que no es interesante contratar a gente de su misma edad, pensando que van a ser tan incapaces como ellos?
En algunos casos se tratará de empresas que buscan un perfil joven y moldeable conforme a ciertos parámetros, para puestos en los que se espera una cierta progresión de planificación de carrera, con el objetivo de que los directivos de mañana se vayan haciendo en la propia empresa, empezando desde abajo, en cuyo caso no hay nada que objetar.
Pero en demasiadas ocasiones se busca un perfil con edades no superiores a los 45-47 años, sin una razón justificada. Si el argumento para no contratar a un jefe de 55 años es que se busca a personas que puedan aportar su trabajo en la empresa durante muchos años, debemos recordar que la duración media de los directivos en una misma empresa no supera los 7 años.
¿Es que un profesional de 55 años o más no puede tener la misma ilusión, capacidad de trabajo y sacrificio que uno de 35, aportando mucha más experiencia y capacidad de resolución de problemas? ¿No es cierto que un buen profesional puede ser un magnífico guía y maestro para otros empleados más jóvenes? ¿Acaso se piensa que tendrá menos flexibilidad o capacidad de adaptación a culturas empresariales diferentes?
Yo reivindico un lugar para los magníficos profesionales “maduros”, que los hay y muchos, que siguen disfrutando y apasionándose con los retos diarios de su trabajo, disponiendo de muchos más recursos que otros más jóvenes. Quizá hace unos años el veterano se acomodaba en su cómodo puesto de trabajo. Hoy creo que no es así, y la crisis ha servido de revulsivo para que todos, jóvenes y menos jóvenes, se apliquen y traten de ganarse su puesto cada día. Y estos profesionales, con una visión global de negocio más serena, templada y realista que otros más jóvenes, son más resistentes a situaciones complejas.
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