Hoy 20 de mayo es el Día Internacional de los Recursos Humanos, una oportunidad extraordinaria para reconocer esta bendita profesión y para poner en valor el trabajo que cada día hacen los profesionales del sector cuidando de las personas en, seguramente, uno de los ciclos con más incertidumbre de los últimos años.
La pandemia ha puesto a prueba todos los ámbitos de la sociedad y debemos reconocer el papel que los Recursos Humanos han jugado no solamente en el mantenimiento y la recuperación del empleo, sino también en mantener la competitividad de las empresas durante este periodo.
Nuestra sociedad está viviendo un momento de cambios muy relevantes. Importantes cambios demográficos, incertidumbre del lado económico y geopolítico, la confirmación del impacto de la tecnología en la transformación del mercado de trabajo… son parte de la realidad en la que nos desenvolvemos. Es por tanto nuestra obligación y, mucho más en el ámbito de los Recursos Humanos, adaptarnos rápidamente a esta nueva realidad.
Desde las empresas ya estábamos trabajando en cómo ser más atractivas para nuestros empleados y los que vendrán, pero, sin duda, la pandemia ha acelerado esta tendencia. Las políticas de atracción de talento ya no están principalmente basadas en el salario, sino que han aterrizado una serie de variables en el ámbito de la flexibilidad, la organización del trabajo, el propósito empresarial, el estilo de liderazgo…, que se han convertido en esenciales para empresas y trabajadores.
La propuesta de valor que las empresas sean capaces de construir para sus empleados es lo que marcará la diferencia entre una empresa y otra. Sin duda, el principal factor de competitividad empresarial está hoy más que nunca en el talento, en la gente que trabaja con nosotros. Ellos hacen la diferencia.
Por primera vez en la historia moderna, cinco generaciones forman parte de la población activa al mismo tiempo. No hay precedentes en la historia de los Recursos Humanos para esta realidad laboral y, a medida que la Generación Z comienza a integrarse en el mercado de trabajo, la cuestión de cómo gestionar de manera efectiva a este colectivo se vuelve más importante.
La Gen Z o centennials son los nacidos entre 1997 y 2015, muchos de ellos comenzando ya su andadura en el mercado de trabajo. En su mayoría, tienen menos de cinco años de experiencia conformando una realidad laboral diversa, dinámica y, sin duda, muy enriquecedora. Hoy esta generación representa ocho millones de jóvenes en España, 80 millones en Estados Unidos, y el 25% de la población mundial.
Cuando pensamos en los Z, inconscientemente creemos que es una generación que lo ha tenido más fácil que las anteriores, que ha construido su mundo a través de aplicaciones como TikTok o Twich que nos cuesta comprender, incluso a veces injustamente nos atrevemos a cuestionar su capacidad para esforzarse o para dar valor a las cosas… ¡qué error!. Es sencillamente una generación diferente con distintas formas de entender las cosas, de sentir la vida y de comportarse y relacionarse. Ni mejor, ni peor, diferente. Quizás, incluso mejor.
No olvidemos que esta generación ha nacido y crecido con la crisis económica de 2008, la amenaza del terrorismo, una sensación apocalíptica provocada por el cambio climático y una pandemia mundial.
Su forma de mirar el mundo es diferente y ese punto de vista puede ser su valor añadido y una ventaja competitiva para las compañías. Esta generación llega con fuerza a sus puestos de trabajo con una visión diferente y distintas necesidades.
Las personas Z entienden que el trabajo es una experiencia que debe ser satisfactoria, y estar alineada con su manera de entender el mundo y sus valores, si no es así no permanecerán en su puesto mucho tiempo. Algunos factores que definen su experiencia son los siguientes:
Está claro que la presencia de la Generación Z en el mercado de trabajo solo irá en aumento. Son los trabajadores y líderes del mañana, por lo que vale la pena tomarse en serio a los jóvenes talentos. Entender y atraer a esta generación hoy será la clave del éxito de las compañías mañana. Espero que los que ya no somos tan jóvenes estemos a la altura de los sueños que nuestros jóvenes tienen. De nosotros depende.
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