Durante los últimos meses se ha producido un fenómeno a gran escala en el ámbito laboral que ha recibido el nombre de la Gran Renuncia y que consiste en reestructurar la carrera profesional renunciando al puesto de trabajo por considerar que las condiciones en la que se llevan a cabo obligaban a tener un estilo de vida poco saludable. Un fenómeno que se ha dado particularmente en Estados Unidos y que ha dejado desde primavera más de 20 millones de renuncias.
Este fenómeno está dando lugar a otra corriente: la Gran Reestructuración, o reorganización (the Great Reshuffle, en inglés), y que hace alusión a las importantes transformaciones que están teniendo lugar -y que deben continuar- dentro de las empresas y las relaciones laborales para que el bienestar psicológico de los empleados no se vea perjudicado.
Esta reestructuración va más allá de reestructurar el espacio físico o virtual en el que se desarrolla el trabajo y se pone el foco en las vías de comunicación interna, la política interna de beneficios sociales… todo para retener el talento y hacer que, desde su satisfacción, generen la mejor productividad posible.
Cada vez más trabajadores ponen el concepto de “estimulación” en el centro de sus aspiraciones: el trabajo debe resultarnos suficientemente estimulante si no queremos que nuestro bienestar emocional -y, por tanto, nuestro compromiso con la empresa y rendimiento en el día a día- se resienta.
Lograrlo es, en gran parte, una responsabilidad de cada empleado, pero también implica la necesaria participación de las compañías. Estas tienen un papel destacado a la hora de proveer esa “experiencia faltante” que mantenga al trabajador en un tono emocional adecuado para quedarse en la empresa y aportar en ella todo su talento.
Muchas personas pueden no ser conscientes de que su trabajo no les resulta “estimulante”, ya que lo consideran normal y no perciben que haya una alternativa, incluso les parece bien el mero hecho de tener un empleo. Otras personas, en cambio, viven con una conciencia muy clara de desmotivación, aburrimiento, una perspectiva rutinaria, repetitiva, en la que no hay lugar para el disfrute, el aprendizaje o el desarrollo profesional a medio y largo plazo.
Fenómenos psicológicos como el estrés, la falta de reconocimiento o el llamado síndrome de boreout (la sensación de aburrimiento profundo y desmotivación continuada frente al trabajo) indican la necesidad de un cambio en los inputs laborales que recibe la persona: un cambio en la estimulación.
Los psicólogos de ifeel, la plataforma holística de apoyo psicológico para empresas, aconsejan diez rutinas para hacer como empleados y que nuestros managers deben potenciar:
Un plan estimulante por empleado
Uno de los grandes demonios de la vida profesional de cualquier persona es que la rutina principal consista en anhelar que llegue el viernes, anhelar que llegue un puente, unas vacaciones, y vuelta a empezar. Esto indica una enorme disfunción a nivel corporativo pero también pone el acento en una enorme experiencia de insatisfacción en las personas.
Es importante ayudar al empleado a no considerar que su vida laboral es esa cosa gris que sucede entre vacaciones y vacaciones o entre fines de semana y que conviene quitarse de encima a toda costa, pasando de puntillas por ella y que acabe cuanto antes.
Lo que estimula laboralmente a cada cual es algo bastante personal, por lo que conviene que los responsables de Recursos Humanos no se aferren a recetas generales o prefabricadas. Importante para las empresas: detectar qué factores hacen que la “estimulación” del trabajador descienda, es decir, que su experiencia como empleado sea menos satisfactoria. Lo contrario es comenzar la casa por el tejado. Escuchar qué dice la gente acerca de sus necesidades, qué ideas de mejora tiene sobre el funcionamiento de la compañía, de qué se quejan.
Para ello, es fundamental contar con herramientas potentes de comunicación con los empleados (y con el resto de stakeholders y público en general). A las clásicas encuestas de satisfacción y entrevistas de evaluación de desempeño, hay que sumar más herramientas de medición del clima laboral
Tener en cuenta las necesidades, gustos, características, aspiraciones de los empleados es fundamental para proveer la estimulación que buscan en una empresa e implica una reformulación constante del pacto con ellos. Este pacto va mucho más allá de tres o cuatro condiciones recogidas en un contrato. En este sentido, no es una mera relación contractual sino que es una relación laboral en la que ambas partes tienen que estar implicadas y comprometidas de forma armónica.
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