29 de marzo de 2024
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Así ha sido la destrucción del empleo en España en un año dramático: se han destruido 697.400 puestos de trabajo

Así ha sido la destrucción del empleo en España en un año dramático: se han destruido 697.400 puestos de trabajo
  • Casi la mitad de los empleos destruidos (49,5%) se concentra en tres autonomías: Cataluña (se han perdido 2 de cada 10 puestos de trabajo de todo el país), Andalucía (el 16,6% de todo el empleo) y la Comunidad de Madrid (13% del total).
  • Por sexos, la destrucción de empleo ha castigado un poco más a los hombres. Ellos han perdido 370.300 empleos (-3,4% interanual y el 53,1% de todos los empleos destruidos), mientras que las mujeres han cedido 327.100 puestos (-3,6% interanual y un 46,9% del total).
  • Por edad, el empleo juvenil ha sido el más perjudicado por la pandemia. Específicamente, el número de ocupados de menos de 25 años ha caído en el último año en 216.300 personas (-19,1% interanual), en tanto que el de mayores de esa edad ha bajado en 481.100 (-2,6%). Mientras los jóvenes equivalen a 1 de cada 20 ocupados, a ellos pertenecen 6 de cada 20 empleos perdidos.

 El mercado laboral español está viviendo este 2020 un año convulso para el empleo. Tras seis años consecutivos de crecimiento de la ocupación, este año se ha revertido la tendencia y no solo se ha frenado este crecimiento, sino que España cuenta ahora con menos población ocupada que hace un año, debido a la crisis derivada de la Covid-19. Y en este contexto, el Adecco Group Institute, el centro de estudios y divulgación del Grupo Adecco, ha elaborado el VIII Monitor Anual Adecco de Ocupación: un detallado análisis de la evolución del empleo según la ocupación en España.

El fin de este Monitor Adecco es analizar los puestos de trabajo que se están creando o destruyendo en nuestro país desde diferentes ángulos sociodemográficos y económicos. En esta primera entrega se analiza el perfil demográfico de la ocupación en España: comunidad autónoma, sexo, edad, nacionalidad y nivel de formación alcanzado.

Por último, en aquellos puntos en los que sea relevante la información, estableceremos una comparativa entre los datos de 2020 con los de 2008 –año en que comenzó la anterior crisis económica en nuestro país- para comprender mejor el impacto que ambas recesiones han dejado en la ocupación española y si las consecuencias de ambas han sido muy diferentes.

La primera conclusión de este análisis es obvia: la crisis derivada de la Covid-19 ha destruido empleo en nuestro país frenando en seco los seis años consecutivos de aumento en la ocupación que venía experimentando el mercado laboral español.

La segunda conclusión es que los jóvenes se llevan la peor parte de esta destrucción de empleo: el número de ocupados de menos de 25 años ha caído en el último año en 216.300 personas (-19,1% interanual). 

Distribución geográfica del empleo en España

En el último año, el número de ocupados en nuestro país ha alcanzado a casi 19,2 millones, ya que, en los últimos doce meses, el número de ocupados se ha reducido en 697.400 personas (-3,5% interanual). Esto significa que la pandemia ha hecho desaparecer prácticamente todos los empleos creados en los dos años anteriores.

El empleo ha caído en todas las comunidades autónomas excepto en la Región de Murcia (+0,1%, por la creación de 500 empleos). Las autonomías que proporcionalmente más han reducido sus respectivos colectivos de ocupados son Canarias (-8,1% interanual), Baleares (-7,4%) y, a más distancia, Aragón (-4,7%).

Dos de cada diez empleos se han perdido en Cataluña, con 138.500 ocupados menos (-4% interanual). Si a esos empleos sumamos los 115.600 perdidos en Andalucía (-3,7%; 16,6% del total) y los 90.900 que han sido suprimidos en la Comunidad de Madrid (-2,9%; 13% del total), tenemos que la mitad (49,5%) de los empleos eliminados de todo el país corresponden a estas tres autonomías.

Comparando la distribución geográfica del empleo ahora con la de 2008, se observan menos cambios que hace un año, como consecuencia de la pandemia. Canarias y Baleares, que eran las que más espacio ganaban entonces, al ser también las más golpeadas por la crisis del coronavirus, han reducido esa ventaja, haciendo que las diferencias sean menos significativas. Ocho autonomías mantienen su participación en la ocupación total con ligeros cambios. 

Las excepciones positivas son Baleares, la Comunidad de Madrid, Canarias, Andalucía y Murcia, que ganan, respectivamente 4 décimas, 3 décimas y 2 décimas en los tres últimos casos. Eso se compensa principalmente con la menor participación de Galicia, Asturias y el País Vasco, que ceden 3 décimas en los dos primeros casos y 2 décimas en el restante.

En todo caso, Cataluña continúa siendo la autonomía donde hay más gente trabajando, con poco más de 3,3 millones de ocupados (17,3% del conjunto de España). Le siguen la Comunidad de Madrid (poco más de 3 millones de ocupados; 15,7% del total) y Andalucía (algo menos de 3 millones, equivalentes al 15,6% de todo el país).

Cuando se comparan los datos con 2008 se encuentra una pérdida acumulada de empleo del 6,7% para el conjunto español. Baleares y la Región de Murcia son las únicas autonomías que presentan ahora un nivel de empleo superior al de 2008 (+6,7% en el caso balear y +0,2% en el de Murcia).

La ocupación por sexo y autonomía

De los casi 19,2 millones de ocupados que hay en España, 10,45 millones son hombres y 8,72 millones son mujeres. La destrucción de empleo del último año (697.400 puestos) ha castigado un poco más a los hombres. Ellos han perdido 370.300 empleos (-3,4% interanual y el 53,1% de todos los empleos destruidos), mientras que las mujeres han cedido 327.100 puestos (-3,6% y un 46,9% del total).

Aunque en proporciones variables, 14 autonomías imitan el patrón general, con destrucción de empleo para ambos sexos. La Región de Murcia y La Rioja han presentado un incremento en la ocupación masculina, de 4.600 (+1,3%) y 100 empleos (+0,1%), respectivamente. En el País Vasco hay 1.700 contrataciones netas de mujeres (+0,4%).

Entre las autonomías que han destruido empleo para ambos sexos, los dos casos extremos son Cantabria y Asturias. En el caso cántabro, el 94,9% de los empleos perdidos corresponden a varones (7.500 plazas menos; -5,6% interanual), en tanto que el restante 5,1% era de mujeres (400 empleos perdidos; -0,4%). En cambio, en la autonomía asturiana, 7 de cada 10 puestos de trabajo perdidos pertenecen a mujeres (3.700 empleos menos; -2%), en tanto que el restante 28,8% estaba ocupado por hombres (1.700 puestos; -0,8%).

La región más hostil para el empleo masculino ha sido Canarias, donde se han suprimido 45.100 empleos de ese sexo (-9,2% interanual). Tras Canarias se colocan Baleares (-8,3%) y Aragón (-5,6%). Por su parte, La Rioja muestra la peor evolución del empleo femenino, con la eliminación de 4.900 puestos de trabajo (-7,4%). Le siguen Canarias (-6,7%) y Baleares (-6,3%). 

Castilla-La Mancha (59,2%) y Andalucía (57,9%) son las dos autonomías en las que el empleo masculino tiene un mayor peso en la ocupación total. Por el contrario, las comunidades donde las mujeres reciben una mayor porción del empleo total son la Comunidad de Madrid y el País Vasco (48,3% en ambos casos).

Como hemos visto en el anterior apartado, cuando se comparan los datos con 2008 se encuentra una pérdida acumulada de empleo del 6,7% para el conjunto español, que se amplía hasta el 11,7% en el caso de los varones, pero que en el caso de las mujeres apenas es un ligero incremento de un 0,1%.

Ocho autonomías exhiben ahora un mayor número de mujeres con empleo que en 2008 (aunque hace un año eran 12). Destacan Baleares (+15,5% de incremento en el empleo femenino), Navarra (+5,2%), Canarias (5%) y La Región de Murcia (+3,8%). Por el contrario, Asturias (-11,5%) y Galicia (-6,1%), son las regiones que están más lejos de recuperar el nivel de empleo femenino de antes de la crisis de 2008.

Empleo por sexo, edad y autonomía

Como suele ocurrir en momentos de crisis, el empleo juvenil ha sido el más perjudicado por la pandemia. Específicamente, el número de ocupados de menos de 25 años ha caído en el último año en 216.300 personas (-19,1% interanual), en tanto que el de mayores de esa edad ha bajado en 481.100 (-2,6%). Mientras los jóvenes equivalen a 1 de cada 20 ocupados, a ellos pertenecen 6 de cada 20 empleos perdidos.

Cuando se desglosan los datos anteriores por sexo no se aprecian diferencias notables. En el caso de las personas de 25 y más años de edad, la caída interanual del empleo ha sido de un 2,7% en el caso femenino (230.400 plazas) y un 2,5% en el masculino (250.800 nuevos empleos). Entre los jóvenes, mientras la ocupación de varones ha tenido un descenso interanual de un 18,7% (119.500 despidos netos), el empleo de mujeres ha caído un 19,6% (96.700 empleos menos).

En 15 comunidades autónomas se registra una evolución similar a la media nacional, es decir, una destrucción de empleo para ambos grupos de edad. Las excepciones son la Región de Murcia y el País Vasco, que han mostrado una leve creación de empleo para adultos (+0,2% y +0,1%, respectivamente).

En todas las autonomías se ha destruido empleo juvenil. Canarias y Baleares son las que han mostrado los peores registros, con descensos interanuales de un 46,5% y un 32,2%, respectivamente. En el otro extremo, las regiones donde el empleo joven ha tenido una evolución más benigna son la Región de Murcia (-1,6%), La Rioja (-2,7%) y Aragón (-5,2%).

En el caso del empleo de adultos, dejando a un lado los casos ya mencionados de Murcia y el País Vasco, los resultados menos adversos corresponden a Asturias (-0,7% interanual) y Galicia (-1,1%). La mayor destrucción de empleo de adultos se ha registrado también en los dos archipiélagos: Baleares (-5,4%) y Canarias (-6%). Es decir que ambas autonomías presentan la peor evolución del empleo en ambas franjas de edad. 

  • SEXO, EDAD Y AUTONOMÍA

Si además del grupo de edad tenemos en cuenta el sexo de las personas implicadas, la diversidad de situaciones es más amplia.

En el caso de los varones de menos de 25 años, solo ha aumentado el empleo en la Región de Murcia (+6,5% interanual), mientras que en Cantabria ha permanecido igual. En todas las demás autonomías ha habido destrucción de empleo para jóvenes varones. Los peores resultados han sido los de Canarias (-60,2%), Asturias (-40%) y Andalucía (-26,3%).

Los resultados han sido algo mejores para las personas de sexo masculino de 25 y más años de edad, ya que tres regiones han mostrado un incremento del empleo. Son los casos de la Región de Murcia (+0,9% interanual), Asturias (+0,8%) y La Rioja (+0,3%). Las tres con el saldo más negativo han sido Baleares (-7,2%), Canarias (-5,9%) y Cantabria (-5,8%).

El colectivo de mujeres ocupadas de menos de 25 años también ha mostrado una amplia disparidad. Mientras Asturias ha sido la única en exhibir un incremento en la ocupación (+8,3% interanual), tanto en Aragón como en La Rioja el empleo ha permanecido sin cambios con relación a hace un año. Las demás regiones presentan una destrucción de empleo para mujeres jóvenes. Los casos más desfavorables son los de Baleares (-42,4% interanual), Galicia (-32,1%) y el País Vasco (-27%).

En el caso de las personas de 25 y más años de edad de sexo femenino, han sido dos las autonomías en las que su ocupación se ha incrementado: el País Vasco (+1,7% interanual) y Cantabria (+0,2%). Entre las regiones que han visto caer el empleo de mujeres adultas, los descensos más pronunciados se han registrado en La Rioja (-7,8%), Canarias (-6%) y Andalucía (-4,7%).

Empleo por nacionalidad

Tanto los españoles como los inmigrantes están sufriendo en proporciones similares la destrucción de empleo de esta crisis. Mientras la cantidad de ocupados de nacionalidad española ha caído un 3,4% interanual, el número de ocupados inmigrantes ha disminuido un 4%. Eso se traduce en una pérdida de 600.800 empleos en el caso de los españoles y de 96.600 puestos de trabajo en el de los inmigrantes.

Sin embargo, hay una diferencia entre los dos principales grupos de inmigrantes: en tanto que el número de personas ocupadas procedentes de otros países de la UE se ha reducido un 14,2% (132.700 empleos menos), el de aquellas originarias de terceros países ha crecido un 2,4% (36.100 empleos ganados).

Los 19,17 millones de ocupados que hay ahora en España se corresponden con 16,8 millones de ocupados de nacionalidad española y 2,3 millones de extranjeros. Este último grupo se compone de 804.500 personas procedentes de otros países de la UE y de 1,5 millones de inmigrantes de otros lugares del mundo. Es el mayor número de inmigrantes con empleo procedentes de fuera de la UE para un tercer trimestre desde 2010.

Los datos de ocupados de nacionalidad española incluyen a aquellas personas con doble nacionalidad (en la gran mayoría de los casos, personas de origen latinoamericano). Si se desglosan ambos colectivos se obtienen datos de interés.

El número de ocupados con doble nacionalidad prácticamente no ha dejado de crecer pese a la irrupción de la pandemia. En los últimos doce meses, los ocupados con doble nacionalidad han aumentado un 4,5% (equivalente a 30.900 personas). Ahora suman 721.900 personas, el máximo registro histórico y casi el doble que en 2014.

En general, el aumento de ocupados con doble nacionalidad surge de inmigrantes que han obtenido la ciudadanía española. Así, aun sin cambiar de empleo, dejan de incluirse entre los inmigrantes.

Si se unen en un mismo grupo las personas con doble nacionalidad y los inmigrantes, se obtiene que la cantidad de ocupados inmigrantes “en sentido amplio” (doble nacionalidad + inmigrantes) ha disminuido un 2,1% en los últimos doce meses (pérdida de 65.700 empleos), una caída que es la mitad que la sufrida por los ocupados exclusivamente con ciudadanía española (-3,8%, tras la pérdida de 631.700 puestos de trabajo). Pero si quitamos del grupo de inmigrantes “en sentido amplio” a aquellos procedentes de otros países de la UE (es decir, sumando a quienes tienen doble nacionalidad y a los inmigrantes no comunitarios), encontramos un incremento interanual de un 3,1% (que equivale a 67.000 contrataciones netas).

Los inmigrantes equivalen al 12,2% del total de ocupados, lo mismo que hace un año, pero es la mayor proporción desde 2011 para un tercer trimestre. No obstante, si incluimos en ese grupo a las personas ocupadas con doble nacionalidad, obtenemos que el total de extranjeros equivale al 15,9% de las personas que trabajan en España (casi 1 de cada 6), la mayor de la serie histórica y un punto porcentual por encima del máximo de un 14,9% alcanzado en 2008.

  • NACIONALIDAD Y AUTONOMÍA

El caso general, en el que se incluyen nueve autonomías (Aragón, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, la Comunidad Valenciana, Navarra y la Comunidad de Madrid), es el descenso simultáneo del número de ocupados españoles e inmigrantes. Otras siete regiones (Andalucía, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Galicia, el País Vasco y La Rioja) exhiben un incremento en el empleo de inmigrantes al mismo tiempo que ha caído la ocupación de españoles. La Región de Murcia es un caso singular: ha sido la única que muestra un aumento del empleo de españoles simultáneo a un recorte en la ocupación de inmigrantes.

Es decir que la evolución del empleo de españoles ha oscilado entre un incremento de un 1,7% en Murcia y un descenso de un 8% en Baleares. Las caídas más moderadas en la ocupación de españoles han sido las del País Vasco (-2%) y Extremadura (-2,3%). En tanto, los recortes más marcados tras el de Baleares han correspondido a La Rioja (-5,5%) y Aragón (-5%).

Las regiones donde más ha aumentado el número de trabajadores inmigrantes han sido Asturias (+31,3% interanual), el País Vasco (+15,1%) y La Rioja (+11,8%). Al mismo tiempo, en dos autonomías, 1 de cada 4 inmigrantes ha perdido su empleo. Son los casos de Extremadura (-27,2% interanual) y Canarias (-25,3%).

Baleares y Canarias son las comunidades con mayor participación de trabajadores procedentes del exterior, con un 23,1% y un 15,9% del total de ocupados, respectivamente. Les siguen Cataluña y la Comunidad de Madrid, con un 15% en ambos casos. Las proporciones más bajas de ocupados inmigrantes se encuentran en Asturias (5,2%), Galicia (5,1%) y Extremadura (3%).

Solo hay cinco autonomías en las que la participación de los inmigrantes en el empleo es ahora mayor que en 2008. Se trata de Cantabria (+1 punto porcentual), Galicia (7 décimas más), Canarias, Andalucía y Castilla y León (4, 3 y 1 décima, respectivamente). 

La ocupación según el nivel formativo alcanzado

Una última perspectiva demográfica para analizar el empleo es la formación. Para ello utilizamos cuatro grandes categorías: 1) Primaria (que incluye a quienes hayan acabado o no esa etapa educativa además del pequeño número de analfabetos); 2) Primera etapa de educación secundaria; 3) Segunda etapa de formación secundaria y/o Formación Profesional y 4) Superior (incluye a quienes hayan completado todo o una parte de un grado universitario, además de a quienes tengan maestrías y/o doctorados).

En los últimos cuatro trimestres, solo ha crecido el número de ocupados del nivel formativo superior, mientras que se ha reducido el de aquellos con niveles educativos inferiores. La pérdida de empleo ha sido más grave cuanto menor era el nivel educativo.

Concretamente, han sido contratadas 38.900 personas con formación superior (+0,4%). Esas contrataciones contrastan con el despido de 162.600 personas con educación primaria (-15,5%), 457.700 personas con la primera etapa de la educación secundaria (-8,5%) y 116.000 personas que cuentan con la segunda etapa de la educación secundaria y/o FP (-2,4%).

Desde este ángulo, los 19,2 millones de ocupados españoles se desagregan en 884.400 con no más que educación primaria, 4,9 millones con la primera etapa de la secundaria, 4,6 millones con segunda etapa de formación secundaria o FP y 8,7 millones con formación superior.

Si los datos anteriores son de por sí elocuentes acerca de la importancia fundamental de la educación como medio de maximizar las oportunidades de empleo, eso queda aún más evidenciado cuando se comparan los datos del tercer trimestre de 2008 con los del mismo período de 2020: en los últimos doce años, solo ha aumentado el número de personas trabajando con educación superior, mientras ha caído el de trabajadores con menores niveles de formación.

En efecto, a lo largo de estos años, la cantidad de ocupados con formación superior ha crecido en 1,8 millones de personas (+25,4%), mientras que la de aquellos con educación primaria se ha reducido en 2,1 millones (-70,3%), la de quienes cuentan con la primera etapa de secundaria se ha contraído en 667.300 personas (-12%) y la de los que tienen la segunda etapa de formación secundaria ha disminuido en 391.500 (-7,8%).  

Esto ha significado un importante cambio en la composición del colectivo de ocupados según el nivel de formación alcanzado. La participación en el empleo de quienes tienen educación primaria se ha reducido casi a una tercera parte de lo que era, pasando de un 14,5% en el año 2008 hasta un 4,6% ahora (-9,9 puntos porcentuales). Ese espacio ha sido ocupado en su totalidad por personas con formación superior, que en 2008 disponían del 33,9% de los empleos y ahora concentran el 45,6% (+11,7 p.p.). Las dos categorías intermedias han tenido variaciones menores, en ambos casos negativas.

  • FORMACIÓN Y AUTONOMÍA

Ocho comunidades replican el caso general, con aumento del empleo entre las personas con formación superior y descenso en las restantes tres categorías: Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana, Galicia, la Comunidad de Madrid, Navarra y el País Vasco.

Los datos ratifican la importancia clave de la formación a la hora de encontrar empleo: el número de ocupados con formación superior ha tenido un incremento interanual en 11 autonomías. En cambio, el de aquellos con educación primaria solo ha crecido en tres (Aragón, Cantabria y La Rioja).

En el tercer trimestre, el grupo de personas ocupadas con formación superior tiene sus incrementos más importantes en las autonomías de Galicia (+4,6% interanual), el País Vasco (+4,3%) y Baleares (+3,3%). En cambio, los peores resultados para este colectivo han ocurrido en La Rioja (-3,8%), Castilla y León (-3%) y Cataluña (-2,9%).

Más heterogéneas resultan las variaciones en las restantes categorías. Por ejemplo, las personas con hasta la segunda etapa de la educación secundaria y/o FP han visto aumentados sus puestos de trabajo un 9,2% interanual en la Región de Murcia y un 6,5% en Asturias, pero al mismo tiempo han perdido un 13,6% en Cantabria y un 8,8% en Navarra.

Más dispares aún son los resultados para el colectivo de personas con educación primaria. Mientras en La Rioja han aumentado sus puestos de trabajo en un 55,9% interanual (aunque son solo 1.900 empleos) y un 11,4% en Cantabria, en el País Vasco han perdido el 32,4% y en Baleares el 32,1%.

Los datos autonómicos sí muestran una tendencia similar cuando se comparan los datos de 2008 con los de 2020. En todas ellas ha aumentado el espacio ocupado por las personas con formación superior, al mismo tiempo que se ha reducido el del grupo con educación primaria.

Con excepción de Extremadura, en todas las autonomías el grupo más importante de ocupados es el de quienes cuentan con educación superior. El País Vasco, la Comunidad de Madrid, Navarra y Asturias sobresalen por ser las únicas en las que este grupo supone ahora más del 50% de la ocupación: 60%, 55,2%, 54,6% y 50,6%, respectivamente. El caso opuesto lo representa Extremadura (33,6%), que es la única región en la que el grupo de mayor formación ocupa solo una tercera parte del total de puestos de trabajo.

Canarias, la Región de Murcia y Andalucía se destacan por ser las autonomías en las que las personas con educación primaria ocupan una mayor proporción de los puestos de trabajo, con un 7,8%, 7,6% y 7,1% del total, respectivamente. En Asturias, apenas el 1,3% de los ocupados tiene un nivel de formación hasta primario.

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