CCOO cree que el Gobierno debería desarrollar una política más vigilante de control de precios

RRHH Digital Los precios se recortaron un 0,2% en septiembre con respecto a agosto, fundamentalmente por el final del período de rebajas en el vestido y calzado. La subida en los últimos doce meses se desacelera significativamente, del 1,5% observado en agosto al 0,3% de septiembre, debido al final del escalón que introdujo en las comparaciones interanuales la subida del IVA, que se produjo en septiembre de 2012. No obstante, la inflación subyacente (sin alimentos perecederos ni productos energéticos) tiene un comportamiento más infacionista, 0,8%, aunque recorta su tasa de variación dos décimas.

A pesar de la desaparición del efecto de la subida del IVA, sigue habiendo rúbricas con importantes evoluciones inflacionistas. Por ejemplo, la enseñanza aumenta sus precios un 9,8% en el último año, debido en gran medida al incremento de las tasas universitarias; los alimentos y bebidas crecen un 2,5% y un 1,3% otros bienes y servicios. A su vez, registran recortes significativos las comunicaciones (-5,9%), aunque su recorte rebaja en dos puntos el observado en agosto, por el incremento del precio de los servicios telefónicos; el transporte (-1,6%) y la vivienda (-1,4%), debidos a un elemento externo: la evolución del precio de los carburantes.

El ritmo de variación anual de los precios de los productos españoles vuelve a situarse por debajo de los precios de los países de la Unión Monetaria. Sin embargo, está aumentando el número de personas y colectivos que no pueden defenderse de la inflación y que pierden poder de compra. Así, a los sectores socialmente más débiles de desempleados y trabajadores poco cualificados se suman los empleados públicos (que verán nuevamente congelados sus salarios en 2014, con lo que acumularán una pérdida de poder de compra del 14,3% desde 2009) y los pensionistas, tras la decisión del gobierno de poner en marcha de una reforma que no garantiza el mantenimiento de su poder de compra.

Mantener una inflación moderada es bueno socialmente y para mejorar la competencia internacional y en el mercado interno de la producción nacional, lo que antes o después se traduce en creación de empleo. En este sentido, es importante mantenerla cuando la economía vuelva a crecer (lo que en buena medida se retrasa por el carácter no expansivo del actual proyecto de PGE) y aquí es donde el Gobierno debería desarrollar una política más agresiva y vigilante de control de precios, pues siguen persistiendo comportamientos inflacionistas subyacentes en algunas actividades empresariales con poder de mercado, que hoy no son tan visibles por la debilidad de la demanda, pero cuyo comportamiento inflacionario se detecta cuando se observa la evolución de los componentes responsables del crecimiento del deflactor del PIB, donde las rentas salariales ayudan a contener los precios, mientras que los márgenes empresariales los siguen presionando al alza.