25 de abril de 2024
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Mi primer día

Mi primer día

 

Ninoni, ninoni, ninoni… la alarma del móvil por fin sonaba! Qué noche más larga, esa noche antes de mi primera incorporación laboral… bueno laboral, como son las cosas ahora, pero era en una empresa, multinacional, nada menos, mis padres estaban orgullosos, y yo sorprendentemente también. Bueno en mi caso era una importante mezcla de emociones encontradas: ilusión, orgullo, nervios y vergüenza… ¿vergüenza? Pues sí, aún recuerdo cuando le pregunté a la chica de recursos humanos, que me dio la noticia de que había sido el elegido, qué ropa tenía que llevar… yo, que siempre he sido el más “echao palante” de la pandilla, yo, el que había hecho el Erasmus más complicado y lejos de todo territorio explorado…en Reijkiavik! Yo, me había sentido muy raro comprándome esos pantalones que llaman “chinos” la verdad que no sé por qué, yo hasta ahora no he visto a muchos chinos con esos pantalones… en fin que me disperso, serán los nervios del primer día.
Y luego el momento chaqueta con camisa pero sin corbata… o tengo que llevar corbata? En las entrevistas veía a la gente de la oficina vestida de formas diversas, ahora que lo pienso, eso va por categoría? Por edad? O por tipo de empresa? Vaya, yo que estoy algo viajado me empiezo a dar cuenta que este mundo de las empresas tiene códigos propios que desconozco, ahora me pregunto, existe un código para eso? Si pregunto a la gente de la oficina lo sabrán? O me dará cada uno su versión? Echando la vista atrás como todas las que me entrevistaron eran chicas pues eso no me dio muchas pistas. Otra idea que me salta a la cabeza, ¿es que todas las personas que trabajan en recursos humanos son chicas? No tengo mucha experiencia en entrevistas, pero sí en mandar currículos y siempre me ha respondido una chica y de los tres procesos en los que he participado eran chicas… otra nota mental a tener en cuenta.
Ya en el desayuno no puedo ni escuchar los doscientos consejos que me están soltando tanto mis padres como mi hermano mayor, que si tu escucha y mira qué hacen los demás, que si no preguntes mucho pero tampoco quedes de “empanao”, si no te enteras pregunta pero no mucho. Pero entonces: ¿pregunto o no pregunto? Y mi madre resuelve el dilema con ese arte que tienen las madres:” Pues hijo ni mucho ni poco, lo que tú vayas viendo” (como la sal del puchero, lo que te va pidiendo). Sorprendentemente con el hambre que tengo casi no me cabe nada y prefiero salir pronto porque lo del atasco como excusa para el primer día no queda bien.
Me subo al coche, busco mi última playlist en Spotify para llegar a tope de energía, es el primer día, que no se diga, soy el nuevo, el joven, uf! Vuelve el carrusel de emociones: ilusión, orgullo, nervios y vergüenza… vergüenza otra vez? Pero Juan qué te pasa, esto se te empieza a ir de las manos y aún no te has incorporado. Para, respira, como en el video ese del motivador de Youtube de respira y lucha por lo que quieres, y con esfuerzo y coraje, inspira, expira, inspira, expira… Y Los Ramones a tope en el coche, sí, soy un clásico pero es que eso de que los jóvenes no sabemos de música es otro de los mitos, en mi casa se escuchaba de todo, así que mi playlist es una mezcla de las últimas novedades con los clásicos de los 80 y 90. Ahora que lo pienso eso lo mismo me ayuda para las conversaciones esas del primer momento, cuando no sabes qué decir, además claro, son todos como mis padres, qué pereza, rodeado de viejunos todo el día de lunes a viernes hasta las 5, me está entrando un bajón que no sé si me ayuda para enfrentar este primer día. Venga Juan, vaaaaamos como dice Nadal, vaaaaamos.
En medio del atasco intento parar un poco mi mente, pero es difícil, me invento conversaciones que pueden ocurrir, rebusco en mi memoria anécdotas de mi estancia en Reikiavik, eso siempre ha dado mucho juego, pero claro, tengo que omitir todo lo
“políticamente incorrecto” para un entorno de trabajo, o sea las fiestas y lo divertido… bueno como el tema de la diversidad cultural, y el clima siempre está de moda pues intentaré enfocarme a eso, vaya si hay alguien joven van a pensar que soy un muermo… bueno Juan, no adelantes acontecimientos.
Ya he llegado, pero qué es esto? Dónde dejo el coche? Si los días que vine a las entrevistas se podía aparcar sin problemas? Uf! No puedo retrasarme, venga concéntrate algún hueco tiene que haber, en las calles paralelas o subido a la acera, anda que si me quitan el coche el primer día…sí que estás positivo Juan, así vas a causar una impresión estupenda. Sale un coche, definitivamente el día va mejorando, quepo y stop! Coche bien aparcado y aún con 10 minutos para la hora acordada. Son las 08:50 hs de la mañana y parece que me he terminado una prueba del “ironman”… esto va a ser así todas las mañanas? Qué stress, si todavía no he empezado a trabajar, ya entiendo a mis padres cuando salen ya enfadados de casa y llegan por la noche con el mismo humor…
Entro en el edificio, hoy lo miro con otros ojos, ya soy parte de él, vamos a estar juntos al menos un año de beca, van entrando junto conmigo un montón de personas de edades y aspecto diferentes, algunos te sonríen como con condescendencia, otros ni se percatan de tu existencia, la mayoría ensimismado en sus pensamientos y con cara de necesitar un café antes que un saludo, y lo que más me llama la atención es que pocos, muy pocos, con corbata o sin ella, con tacones o botines, pocos sonríen. ¿Dónde está ahora eso que me comentaron en las entrevistas de que había buen clima? Si lo entendí bien, se refería a buen rollo, no? Pues debe de ser a partir de las 12 porque ya te digo yo que antes de las nueve ni está ni se le espera.
Me acerco a la chica de recepción, esa sí, esa sonríe como si estuviera incluida esa cláusula por contrato, cuánto se lo agradezco!! Me presento:
– Hola soy Juan López, había quedado con Marta de Recursos humanos,
– Hola Juan, ya me acuerdo de ti, al final lo conseguiste y me alegro, bienvenido. Espera aquí un minuto que la aviso.
WOW! Qué es esto, por qué no clonan a esta chica y la ponen en todas las esquinas de esta oficina, uf! Juan, que se te va otra vez, concéntrate que viene la de RRHH.
– Hola Juan, bienvenido, ¿qué tal estás? ¿Qué has hecho con el coche?
(pero bueno ¿esto es parte de la inocentada del primer día, que no te cuentan que no se puede aparcar por las mañanas y por eso te ponen las entrevistas por la tarde? Juan concéntrate que esto ya es en tiempo real, no te la puedes jugar a graciosillo)
– Hola Marta, sí, me he dado cuenta que es un poco complicado, pero he tenido suerte, y he aparcado correctamente.
– Pues eso es empezar bien, porque es una aventura lo del aparcamiento cada mañana. Si te parece te acompaño a tu sitio y si quieres vamos a tomar un café antes de la ronda de presentaciones y la formación de acogida sobre la empresa, su cultura y valores y la inducción en el puesto.
De camino a lo que va a ser mi mesa para los próximos 12 meses notaba cientos de pares de ojos sobre mí, cómo andaba, qué decía, cómo vestía, qué hacía al llegar a la mesa. A mí me faltan sentidos para intentar captar tanta novedad, los sonidos del tecleo del ordenador, de las conversaciones de fondo, algunas con un tono bastante activo para ser
tan pronto por la mañana, un móvil sonando… vaya, pero qué es eso, ¿unas risas? A las 9 de la mañana? Ah no! Ya me extrañaba, con esas miradas sobre mí, el nuevo, no me pegaba que la gente fuera tan distendida tan pronto por la mañana. El olor a café si que inunda la sala, ¡cuánto consumo diario!… pues a mí que no me gusta, tendré que tomarlo para socializar? ya sé que todo se “cuece” en la máquina del café y tengo que entrar en ese círculo o estaré fuera… otra opción es fumar, pero por ahí sí que no paso.
Vaya caras, es que ¿no se acuerdan de lo que era el primer día? ¿Por qué me miran así? ¿Es que no tienen sobrinos jóvenes, por qué les parezco tan diferente? Vale que al final no me he puesto la corbata, pero así a simple vista, la mitad de la gente a mi alrededor tampoco la lleva. Definitivamente tengo razón, si pregunto no hay un criterio claro, están los clásicos que se sienten cómodos con su disfraz de oficina de lunes a viernes, y los más progres que no les apetece nada ponerse la corbata cada día porque les resulta incómoda y como ellos dicen, no les aporta nada.
Oigo a Marta de fondo, creo que me tengo que concentrar porque empezamos la ronda de presentación y me tengo que aprender algún nombre porque si no voy mal… empezamos por mi jefe, sonríe Juan … comienza el juego.
Por SONIA JADRAQUE CABANILLAS
DNI: 05272762-N

Ninoni, ninoni, ninoni… la alarma del móvil por fin sonaba! Qué noche más larga, esa noche antes de mi primera incorporación laboral… bueno laboral, como son las cosas ahora, pero era en una empresa, multinacional, nada menos, mis padres estaban orgullosos, y yo sorprendentemente también. Bueno en mi caso era una importante mezcla de emociones encontradas: ilusión, orgullo, nervios y vergüenza… ¿vergüenza? Pues sí, aún recuerdo cuando le pregunté a la chica de recursos humanos, que me dio la noticia de que había sido el elegido, qué ropa tenía que llevar… yo, que siempre he sido el más “echao palante” de la pandilla, yo, el que había hecho el Erasmus más complicado y lejos de todo territorio explorado…en Reijkiavik! Yo, me había sentido muy raro comprándome esos pantalones que llaman “chinos” la verdad que no sé por qué, yo hasta ahora no he visto a muchos chinos con esos pantalones… en fin que me disperso, serán los nervios del primer día.

Y luego el momento chaqueta con camisa pero sin corbata… o tengo que llevar corbata? En las entrevistas veía a la gente de la oficina vestida de formas diversas, ahora que lo pienso, eso va por categoría? Por edad? O por tipo de empresa? Vaya, yo que estoy algo viajado me empiezo a dar cuenta que este mundo de las empresas tiene códigos propios que desconozco, ahora me pregunto, existe un código para eso? Si pregunto a la gente de la oficina lo sabrán? O me dará cada uno su versión? Echando la vista atrás como todas las que me entrevistaron eran chicas pues eso no me dio muchas pistas. Otra idea que me salta a la cabeza, ¿es que todas las personas que trabajan en recursos humanos son chicas? No tengo mucha experiencia en entrevistas, pero sí en mandar currículos y siempre me ha respondido una chica y de los tres procesos en los que he participado eran chicas… otra nota mental a tener en cuenta.

Ya en el desayuno no puedo ni escuchar los doscientos consejos que me están soltando tanto mis padres como mi hermano mayor, que si tu escucha y mira qué hacen los demás, que si no preguntes mucho pero tampoco quedes de “empanao”, si no te enteras pregunta pero no mucho. Pero entonces: ¿pregunto o no pregunto? Y mi madre resuelve el dilema con ese arte que tienen las madres:” Pues hijo ni mucho ni poco, lo que tú vayas viendo” (como la sal del puchero, lo que te va pidiendo). Sorprendentemente con el hambre que tengo casi no me cabe nada y prefiero salir pronto porque lo del atasco como excusa para el primer día no queda bien.

Me subo al coche, busco mi última playlist en Spotify para llegar a tope de energía, es el primer día, que no se diga, soy el nuevo, el joven, uf! Vuelve el carrusel de emociones: ilusión, orgullo, nervios y vergüenza… vergüenza otra vez? Pero Juan qué te pasa, esto se te empieza a ir de las manos y aún no te has incorporado. Para, respira, como en el video ese del motivador de Youtube de respira y lucha por lo que quieres, y con esfuerzo y coraje, inspira, expira, inspira, expira… Y Los Ramones a tope en el coche, sí, soy un clásico pero es que eso de que los jóvenes no sabemos de música es otro de los mitos, en mi casa se escuchaba de todo, así que mi playlist es una mezcla de las últimas novedades con los clásicos de los 80 y 90. Ahora que lo pienso eso lo mismo me ayuda para las conversaciones esas del primer momento, cuando no sabes qué decir, además claro, son todos como mis padres, qué pereza, rodeado de viejunos todo el día de lunes a viernes hasta las 5, me está entrando un bajón que no sé si me ayuda para enfrentar este primer día. Venga Juan, vaaaaamos como dice Nadal, vaaaaamos.

En medio del atasco intento parar un poco mi mente, pero es difícil, me invento conversaciones que pueden ocurrir, rebusco en mi memoria anécdotas de mi estancia en Reikiavik, eso siempre ha dado mucho juego, pero claro, tengo que omitir todo lo

“políticamente incorrecto” para un entorno de trabajo, o sea las fiestas y lo divertido… bueno como el tema de la diversidad cultural, y el clima siempre está de moda pues intentaré enfocarme a eso, vaya si hay alguien joven van a pensar que soy un muermo… bueno Juan, no adelantes acontecimientos.

Ya he llegado, pero qué es esto? Dónde dejo el coche? Si los días que vine a las entrevistas se podía aparcar sin problemas? Uf! No puedo retrasarme, venga concéntrate algún hueco tiene que haber, en las calles paralelas o subido a la acera, anda que si me quitan el coche el primer día…sí que estás positivo Juan, así vas a causar una impresión estupenda. Sale un coche, definitivamente el día va mejorando, quepo y stop! Coche bien aparcado y aún con 10 minutos para la hora acordada. Son las 08:50 hs de la mañana y parece que me he terminado una prueba del “ironman”… esto va a ser así todas las mañanas? Qué stress, si todavía no he empezado a trabajar, ya entiendo a mis padres cuando salen ya enfadados de casa y llegan por la noche con el mismo humor…

Entro en el edificio, hoy lo miro con otros ojos, ya soy parte de él, vamos a estar juntos al menos un año de beca, van entrando junto conmigo un montón de personas de edades y aspecto diferentes, algunos te sonríen como con condescendencia, otros ni se percatan de tu existencia, la mayoría ensimismado en sus pensamientos y con cara de necesitar un café antes que un saludo, y lo que más me llama la atención es que pocos, muy pocos, con corbata o sin ella, con tacones o botines, pocos sonríen. ¿Dónde está ahora eso que me comentaron en las entrevistas de que había buen clima? Si lo entendí bien, se refería a buen rollo, no? Pues debe de ser a partir de las 12 porque ya te digo yo que antes de las nueve ni está ni se le espera.

Me acerco a la chica de recepción, esa sí, esa sonríe como si estuviera incluida esa cláusula por contrato, cuánto se lo agradezco!! Me presento:

– Hola soy Juan López, había quedado con Marta de Recursos humanos,

– Hola Juan, ya me acuerdo de ti, al final lo conseguiste y me alegro, bienvenido. Espera aquí un minuto que la aviso.

WOW! Qué es esto, por qué no clonan a esta chica y la ponen en todas las esquinas de esta oficina, uf! Juan, que se te va otra vez, concéntrate que viene la de RRHH.

– Hola Juan, bienvenido, ¿qué tal estás? ¿Qué has hecho con el coche?

(pero bueno ¿esto es parte de la inocentada del primer día, que no te cuentan que no se puede aparcar por las mañanas y por eso te ponen las entrevistas por la tarde? Juan concéntrate que esto ya es en tiempo real, no te la puedes jugar a graciosillo)

– Hola Marta, sí, me he dado cuenta que es un poco complicado, pero he tenido suerte, y he aparcado correctamente.

– Pues eso es empezar bien, porque es una aventura lo del aparcamiento cada mañana. Si te parece te acompaño a tu sitio y si quieres vamos a tomar un café antes de la ronda de presentaciones y la formación de acogida sobre la empresa, su cultura y valores y la inducción en el puesto.

De camino a lo que va a ser mi mesa para los próximos 12 meses notaba cientos de pares de ojos sobre mí, cómo andaba, qué decía, cómo vestía, qué hacía al llegar a la mesa. A mí me faltan sentidos para intentar captar tanta novedad, los sonidos del tecleo del ordenador, de las conversaciones de fondo, algunas con un tono bastante activo para ser

tan pronto por la mañana, un móvil sonando… vaya, pero qué es eso, ¿unas risas? A las 9 de la mañana? Ah no! Ya me extrañaba, con esas miradas sobre mí, el nuevo, no me pegaba que la gente fuera tan distendida tan pronto por la mañana. El olor a café si que inunda la sala, ¡cuánto consumo diario!… pues a mí que no me gusta, tendré que tomarlo para socializar? ya sé que todo se “cuece” en la máquina del café y tengo que entrar en ese círculo o estaré fuera… otra opción es fumar, pero por ahí sí que no paso.

Vaya caras, es que ¿no se acuerdan de lo que era el primer día? ¿Por qué me miran así? ¿Es que no tienen sobrinos jóvenes, por qué les parezco tan diferente? Vale que al final no me he puesto la corbata, pero así a simple vista, la mitad de la gente a mi alrededor tampoco la lleva. Definitivamente tengo razón, si pregunto no hay un criterio claro, están los clásicos que se sienten cómodos con su disfraz de oficina de lunes a viernes, y los más progres que no les apetece nada ponerse la corbata cada día porque les resulta incómoda y como ellos dicen, no les aporta nada.

Oigo a Marta de fondo, creo que me tengo que concentrar porque empezamos la ronda de presentación y me tengo que aprender algún nombre porque si no voy mal… empezamos por mi jefe, sonríe Juan … comienza el juego.

 

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